La red de narcotraficantes que lideraba José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, «tenía contactos con miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que facilitarían información ante posibles actuaciones sobre su persona u organización«, según los autos dictados por la juez Carmen Lamela.
Además de contar con chivatos en cuerpos policiales, la organización controlaba «los diferentes Servicios o Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que podrían actuar en el caso de que se produjera la detención de una planeadora en la Ría de Villagarcía (Pontevedra)», vía de entrada y salida de la droga. Además, «vigilaban el helicóptero de aduanas controlando las horas que saldría a patrullar».
Estas prácticas por parte de la organización -desarticulada en la Operación Mito- constan en uno de los autos de entrada y registro, dictados por la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, que ha dirigido esta operación y ante la que mañana pasarán a disposición 30 detenidos, entre ellos Sito Miñanco.
En ese auto se da cuenta de la intervención de tres alijos que suman en total más de 4 toneladas de cocaína y 63 kilos de marihuana, aprehendidos en otras tantas operaciones contra el narcotráfico desarrolladas en distintos países en 2017.
De conversaciones intervenidas por la Policía, se dedujo que esos tres alijos estaban relacionados con una organización liderada por el histórico narcotraficante gallego, que se encontraba en semilibertad y residía en Algeciras tras pasar 20 años en prisión.
El mayor alijo de cocaína, de 3.800 kilos, fue aprehendido el pasado octubre en el barco Thoran en un punto próximo a las islas Azores y a este se suma otro de 616 kilos hallado en un contenedor en Holanda y cuya aprehensión pudo suponer un problema con los proveedores de la mercancía en Sudamérica, según se desprende de conversaciones entre Miñanco y su lugarteniente Luis Enrique García Arango, alias Viejo o Viejito, también detenido.
El tercer alijo intervenido era de 63 kilos de marihuana con destino a Hamburgo (Alemania), que fue localizado en la localidad madrileña de San Fernando de Henares.
Más adelante, los investigadores constataron el transporte por parte de Prado Bugallo de al menos 2,9 millones de euros procedentes del narcotráfico que llevaba ocultos en un doble fondo de un Saab 93 y que tuvieron lugar entre noviembre de 2017 y este mes de enero.
Además de estas cantidades, en febrero de 2017 fueron interceptados en el aeropuerto de Madrid-Barajas 889.470 euros que llevaban miembros de la organización ocultos en dobles fondos de mochilas cuando se disponían a viajar a Bogotá (Colombia).
Para mantener la confidencialidad en sus comunicaciones, además de usar alías cuando hablaban entre ellos, la organización contrató «los servicios de especialistas en telecomunicaciones» para instalar sistemas de encriptación en las lanchas y planeadoras que utilizaban en el transporte de la droga, para lo que invirtieron unos 700.000 euros.
De lo investigado se deduce además que Sito Miñanco podía tener acceso a armas y, de una de las conversaciones intervenidas se desprende que otros de los detenidos, David Pérez Lago, hijastro del también histórico narco gallego Laureano Oubiña, le pidió que le consiguiera un revólver a través de otro de los investigados, Manuel González.
Para su actividad, la organización de Sito contaba con el astillero «O Facho», donde presuntamente se fabricaban las embarcaciones en las que se trasladaba a España la droga.
Los alijos se transportaban «desde los barcos nodriza en alta mar a un lugar próximo a la costa para que a su vez fuera trasvasada a otra embarcación (por ejemplo, de tipo pesquero) que llamara menos la atención» y ser descargada «sin levantar sospechas».
Para blanquear el dinero, los investigados se servían de la facturación falsa de dos concesionarios ubicados en Algeciras y Marbella (Málaga) y de falsos créditos a familiares. Además hicieron «entregas de dinero en metálico de procedencia ilícita» para la compra de una casa en Collado Villalba (Madrid).
EFE