También ha manifestado que todos los asuntos que se trataban en el Consejo de Gobierno los controlaban Aguirre y González, y ha destacado que la expresidenta cambió la gestión del Plan Prisma -plan regional de inversiones y servicios- porque estaba harta de dar dinero a alcaldes, fundamentalmente del PSOE, para obra pública y que no la invitaran a las inauguraciones.
Por eso decidió que fuera la Comunidad de Madrid la que hiciera directamente esas obras a través del plan Prisma, según han explicado a Efe, durante un receso, fuentes presentes en la declaración de Granados, que se produce a petición propia.
En cuanto a la empresa pública Arpegio, ha indicado que Aguirre acordó delegar toda la responsabilidad en el entonces consejero delegado Eduardo Larraz, también imputado en Púnica, y que por eso él se desentendió del funcionamiento de esta empresa porque era lo que menos le importaba.
En la hora y media que lleva declarando, Granados ha vuelto a defender que el dinero que tenía en Suiza, 1,6 millones de euros, lo obtuvo de su actividad en la bolsa cuando trabaja en la entidad Crédit Lyonnais y que cuando traspasó esta cantidad a su exsocio David Marjaliza, este le cobró una comisión de 200.000 euros por la operación.
En cuanto a las adjudicaciones de obra pública en materia de infraestructuras, ha explicado que en las obras del metro, al principio, se contrataba a las grandes empresas porque eran las que disponían de tuneladoras, pero, más adelante, y en otras obras como tranvía o metro ligero, se empezó a contratar a constructoras medianas.
A este respecto, Marjaliza señaló en una de sus comparecencias que el exconsejero madrileño comentó en una cena que las licitaciones que se llevaban las grandes constructoras, él intentó dárselas a empresas medianas (Albi, San José, Teconsa), y que el empresario Florentino Pérez, molesto por ello, se habría encargado de lograr que su jefa, Esperanza Aguirre, le cesara como consejero.
Antes del receso, Granados no había entrado aún a hablar de la supuesta financiación irregular del PP madrileño, si bien fuentes de su defensa han apuntado a que descargará la responsabilidad en Aguirre, que era quien «lo supervisaba todo», y en el que fue su sucesor Ignacio González.
En concreto, citará una famosa frase de la exlideresa: «Todo se puede delegar salvo la supervisión».
También expondrá que la financiación del PP de Madrid no era cosa suya sino de Ignacio González y, por extensión, de Aguirre, según las fuentes de su defensa, que han asegurado que Granados pretende «contar todo lo que sepa» , «tocar todos los puntos» que le afectan en esta causa, y defenderse de las acusaciones que se han vertido en su contra.
Fundamentalmente de las que ha hecho Marjaliza, que en sucesivas comparecencias ha ido desgranando el sistema que supuestamente tenía implantado Granados para el cobro de comisiones y otras prácticas corruptas valiéndose de sus cargos, primero en el Ayuntamiento de Valdemoro y después en la Comunidad de Madrid.