jueves, septiembre 26, 2024
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Cuando la reina Letizia era tan solo ‘la chacha’

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Por mucho que en su última comparecencia en público, el pasado miércoles en Huelva, en los actos del V Campeonato Autonómico de Formación Profesional, lograra cambiar por vítores y aplausos los silbidos e insultos que había recibido unos días antes en Madrid, pocos son todavía los que en los medios defienden ya abiertamente a la reina Letizia después del incidente protagonizado el Domingo de Resurrección a las puertas de la Catedral de Palma de Mallorca. 

Las críticas que ha recibido incluso por miembros vinculados a la propia Familia Real, como Froilán de todos los Santos, cuya madre, la infanta Elena, dicen que se alegró de los abucheos a la Reina, o de su prima, Marie Chantal Miller, han hecho revivir en el tiempo otros comentarios hacia su persona que tampoco habían sido gratos en su día. Algunos de esos se contemplan en el libro ‘La Corte de Felipe VI’ (La Esfera de los Libros), que firmaron en 2015 los periodistas Daniel Forcada y Alberto Lardiés, y que arranca con la abdicación inesperada de Don Juan Carlos, que cede a su pesar la jefatura del Estado a Felipe VI. 

En el mismo, y después de recordar precisamente las licencias y caprichos que se le concedieron a éste en la época en la que  vivió en Georgetown (“en el viaje que hizo a la isla de Saint Martin, con Gigi Howard, la Casa Real mintió deliberadamente a la prensa al asegurar que el príncipe se quedaría en Estados Unidos estudiando para sus exámenes, cuando aquella escapada, como otras con los Fuster, López Madrid o el venezolano Lorenzo Mendoza, eran vacaciones a todo tren y muy elitistas”, dijo Forca), se hacía referencia de los ‘amigos pijos’ que ninguneaban en aquellos primeros años de noviazgo a Letizia.

Esas personas parece que, en tono despectivo, la llamaban ‘la periodista’ o ‘la chacha’, y consideraban de manera equivocada, como se ha demostrado, que sería un romance pasajero. Algunos de ellos, como relataron Forcada y Lardiés, ya no forman parte del círculo familiar de los Borbón-Ortiz y a otros, aunque no son del agrado de la Reina, Felipe los seguiría tratando en solitario, algo que precisaban que no importaba mucho ya que ella también hacía vida propia con sus amigas, sin contar con que también tienen uno en común, el de los compañeros de las academias militares, con los que el Rey mantiene una estrecha relación, y con los que habrían salido en ocasiones, junto a las mujeres de éstos dado que a la Reina también le gustaba esta compañía. 

David Rocasolano, en su libro ‘Adiós, princesa’, también hablaba de los amigos de Felipe VI: “Hay diferentes círculos: el de la vela que incluye a las personas con las que ha navegado, el círculo de Álvaro Fuster y Ricky y de otras personas con los que estudio en Los Rosales y Javier López Madrid, que aunque no estudió allí, llegó después a la pandilla. Son un grupo de gente adinerada, elitista, muy diferente al común de los mortales que no pueden separase de la vida de Felipe VI. El problema es que Letizia encaje en ese grupo”.

Lardiés precisaba que «no todos la llamaban la chacha al principio. Por ejemplo, Javier López Madrid se llevaba muy bien con ella y su esposa, Silvia Villar Mir, era muy amiga de Letizia, hacían yoga juntas», pero sí que el resto no la recibió muy bien porque consideraban que no era de su mundo, aunque que con el paso de los años algunas relaciones mejoraron, sobre todo porque, como señaló en su día el escritor, «algunas de las esposas de algunos de ellos, o algunos familiares de Felipe VI que marginaban a Letizia al principio, pensando que era una novia más, hoy no pisan palacio porque ella se ha encargado de que no lo pisen”. Según los autores del libro, a la otrora periodista de TVE le perjudicaron tanto sus orígenes no aristocráticos como el pertenecer al mundo del periodismo.

El ‘más que amigo’

En el libro hay cosas más banales, como la animadversión del heredero a la palabra ‘campechano’, como otras mucho más preocupantes, como el capítulo tres, en el que se indica que “la casa de Ginebra de Jaime del Burgo habría sido asaltada y registrada. A posteriori alguien no identificado hizo llegar a la redacción de uno de los cuatro grandes diarios nacionales unos mensajes y unos pantallazos que contienen conversaciones de la entonces princesa de Asturias, doña Letizia. Presuntas bombas con el contador en marcha que, sin embargo, nunca han sido publicadas y que, de momento, se guardan en un cajón sin que ese diario parezca interesado en publicarlas”.

La amistad entre Jaime del Burgo y Letizia Ortiz empezó cuando ella todavía era periodista en TVE. El hijo del célebre político navarro Jaime Ignacio del Burgo y la hoy reina de España forjaron una estrecha amistad, hasta el punto que ella le escogió   como uno de los testigos en su boda con el entonces Príncipe de Asturias, celebrada allá por 2004. Incluso, David Rocasolano, primo de Letizia, contó en su polémico libro ‘Adiós princesa’ que Del Burgo había ayudado a la hoy reina en las capitulaciones matrimoniales que firmó en su día. Una versión que, sin embargo, siempre han negado desde el entorno de él.

El entorno del abogado, que se divorció en 2016 de Telma Ortiz, la hermana de la reina, rompiendo toda relación parental con ella, quitó también importancia a los mensajes, asegurando que eran exageraciones de la prensa rosa y rumores malintencionados, de la misma manera que se mostró escéptico sobre si hubo una relación previa entre Jaime del Burgo y doña Letizia.

Lardiés señaló al respecto que “no sé si Jaime del Burgo se enamoró de doña Letizia porque no estoy dentro de su cabeza, pero sí puedo decir que tienen o tuvieron una relación particular. A nadie se le escapa que en los actos de proclamación, los grandes ausentes fueron Jaime Arturo del Burgo y Telma Ortiz, la hermana de la Reina. ¿Por qué los que antes eran tan amigos, ahora ya no lo son y de repente no se les ve en ningún acto? Y por qué de repente la Reina hace una visita a Pamplona y está la madre de Jaime, vamos la suegra de su hermana y le hace un feo y apenas la saluda cuando pasa por su lado. Son los grandes olvidados de la corte cuando antes mantenían una estrechísima amistad. Es sin duda uno de los grandes secretos”.

 

M. A.

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