El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha negado que hubiera una instrucción para incautar camisetas amarillas en la final de la Copa del Rey y ha recordado que es la ley la que impide exhibir símbolos políticos en los estadios, pese a lo que varios partidos han pedido su comparecencia en el Congreso para dar explicaciones.
El ministro ha detallado en el Senado que, en el partido del sábado pasado entre el Barcelona y el Sevilla, se requisaron 199 camisetas no por su color, sino por los mensajes «políticos» que llevaban escritos y dibujados, en cumplimiento de la Ley del Deporte y del reglamento de la Real Federación Española de Fútbol, que impiden la exhibición de símbolos políticos en los estadios.
Además, ha subrayado que también se retiraron muchas banderas o bufandas de la afición sevillista en las que se leía «Biris», nombre del grupo de ultras que apoyan a ese equipo, ha añadido.
La explicación del ministro no ha convencido a la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles, quien ve «poco creíble» que Zoido no esté detrás de la orden y ha pedido que acuda al Congreso a dar explicaciones y deje de «esconderse» detrás de las fuerzas de seguridad del Estado
Para Robles, en una sociedad democrática, ir ataviado de esa forma no tiene por qué significar «nada», y además, ha señalado, hay que respetar la libertad de expresión.
También el FC Barcelona ha pedido «explicaciones» al Gobierno y a la Federación Española de Fútbol (RFEF) por la requisa de camisetas de sus aficionados.
Según el portavoz del Barcelona, Josep Vives, en las reuniones para hablar de la seguridad «nadie puso sobre la mesa si alguien podía entrar al estadio con una camiseta de un color o de otro. Esto forma parte de un derecho fundamental de las personal que es innegociable y que, además, no se puede cuestionar en ningún momento, se aplique la ley que se aplique».
Las explicaciones de Zoido llegaron en respuesta al senador del PDeCAT Josep Lluís Cleries, quien ha interpretado la retirada de esas camisetas a parte de los aficionados del FC Barcelona como una muestra de «odio a los catalanes y a lo catalán», un «abuso de autoridad», una vulneración de la libertad de expresión y un intento de «humillar» y «provocar» a una afición pacífica.
También ha preguntado sobre este mismo asunto la senadora de ERC Mireia Cortés, quien ha subrayado en que hubo un «robo» de camisetas, bufandas y silbatos, mientras a la afición del Sevilla le permitieron introducir bengalas y banderas franquistas «con el pollo incluido».
También el PDeCAT ha solicitado la comparecencia del ministro para explicar una actuación policial que, a juicio de su portavoz en el Congreso, Carles Campuzano, fue «desproporcionada» y prueba de que el Gobierno ha caído en una «deriva absolutamente autoritaria» en relación con Cataluña.
ERC ha pedido asimismo la comparecencia de Zoido al entender que, en contra de lo que ha asegurado el ministro, hay imágenes que corroboran que se requisaron prendas sin ningún tipo de inscripción.
Además, el portavoz de ERC, Joan Tardà, ha señalado que «aquellos que quieran asociar el proceso cívico, pacífico y democrático catalán a la violencia están fracasando».
Tardà ha criticado que se «persiga» a personas con «ropajes amarillos» y ha denunciado la «espiral diabólica y enfermiza» del Gobierno.
La portavoz adjunta de Unidos Podemos en el Congreso, Ione Belarra, ha criticado la incautación de camisetas amarillas y la ha enmarcado en el «recorte de libertades y derechos civiles desplegado por el PP», motivo por el que también ha pedido la comparecencia del ministro además de registrar una batería de preguntas
Así, reclaman al Gobierno si puede aportar constancia de casos anteriores en que una prenda de vestir haya sido usada para la violencia, si existe algún motivo, en caso contrario, para requisar bufandas y camisetas de un determinado color para, al parecer, tener un potencial uso de violencia.
Por su parte, la portavoz de En Comú Podem, Lucía Martín, se ha preguntado «qué tiene el color amarillo que haga aumentar la violencia» y ha considerado que «tras la música y el arte, parece que la paleta de colores es el principal adversario del Gobierno».
EFE