Quizás sea ahora mismo una de la personas públicas con peor imagen, no sólo por su falso máster sino por el vídeo en el que se la veía robando unas cremas. Pese a ello, la ya expresidenta de la Comunidad de Madrid y expresidenta de los populares en esa misma región, después de dimitir de ambos cargos, no solo sigue teniendo su público sino también otros secretos inconfesables, aunque éstos parece que van saliendo poco a poco a la luz.
El caso es que una de las políticas que más abogó por la transparencia, y que convirtió la lucha contra la corrupción política en uno de los pilares de su programa, parece que no era tan transparente como se creía y que incluso ‘engañaba’ al personal hasta con su propio cuerpo
Al menos según lo que ha revelado la periodista Pilar Eyre, que asegura que Cristina Cifuentes compartió cirujano con Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, Juan Peñas, del que requirió sus servicios hace unos años para realizarse un lifting facial que, a juzgar por los resultados, fue todo un éxito. Una de las preocupaciones que tenía tanto la clienta como el médico era el de poder conservar los hoyuelos de ella, una de sus señas de identidad, pero parece que ambas partes terminaron satisfechas.
Mucho más sencillo fue el tema de los ojos, ya que al parecer los característicos ojos azules de la expresidenta de los madrileños son falsos y los consigue gracias a unas lentillas de colores que utiliza desde que era muy joven, pues en realidad sus iris son marrones.
Sobre su figura, ampliamente alabada en una mujer de su edad, se señala que la puede seguir manteniendo gracias al pilates, que supuestamente practicaba incluso en su propio despacho a diario.
Esos detalles no hacen sino confirmar el halo de misterio que ha envuelto siempre la vida privada de Cristina Cifuentes, a la que se tildaba incluso en su propio partido de ‘rara’. Casada con un arquitecto desde hace más de 20 años, es madre de dos hijos y tiene varios tatuajes japoneses en su cuerpo, algunos visibles y otros más íntimos. A raíz del accidente de circulación que sufrió en 2013, es adicta a la meditación, y se declara agnóstica, defensora del colectivo LGTB y animalista, a pesar de que ha acudido a algunas corridas de toros en los últimos años.
Por otra parte, y por mucho que su futuro político sea más que incierto, parece que su presencia mediática está más que asegurada en un futuro cercano ya que, según Pilar Eyre, tiene ya dos suculentas ofertas para aparecer en televisión y una editorial está interesada en que escriba un libro relatando su experiencia como Presidenta de la Comunidad de Madrid.
M. A.