martes, noviembre 26, 2024
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En libertad García Castaño, comisario vinculado a Villarejo, contra el criterio fiscal

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Ha pasado sólo 48 horas detenido. El juez Diego de Egea ha puesto en libertad a Enrique García Castaño, vinculado a la Comisaría General de Información e íntimo del comisario José Villarejo, preso por el caso Tándem. Lo ha hecho en contra del criterio de la Fiscalía.  

El magistrado rechaza su ingreso en prisión sin fianza, como pidieron los fiscales del caso Tándem, pero sí le ha impuesto comparecencias quincenales en el juzgado más próximo, la retirada del pasaporte y la prohibición de salir de España sin autorización judicial.

Estas mismas medidas son las que le ha impuesto también al inspector jefe retirado Antonio Bonilla, que fue detenido junto a García Castaño, cuya pareja y su hija han comparecido hoy también ante el juez como investigadas tras el hallazgo en sus domicilios de dos BMW adquiridos a sociedades de Villarejo y que han quedado en libertad sin ningún tipo de medida.

Los dos fiscales que han asistido a la comparecencia de García Castaño pidieron a De Egea que acordara su ingreso en prisión provisional ante el riesgo de fuga y de destrucción de pruebas, propuesta que finalmente ha rechazado el juez.

De Egea, que a raíz de la detención de los dos policías abrió las diligencias previas 55/2018 por delitos de cohecho y revelación de secretos, trata de averiguar si éstos se sirvieron de instrumentos del Estado para proporcionar a Villarejo información y datos secretos de personas investigadas, presumiblemente a cambio de dinero.

La detención de García Castaño, conocido en círculos policiales como «el Gordo», está relacionada con la información sobre la amiga del rey Juan Carlos, Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Ésta habría desvelado que el rey emérito tiene cuentas en Suiza y que fue utilizada como testaferro para ocultar su patrimonio en el extranjero.

Se investiga, según estas fuentes, si García Castaño pudo ser la persona que filtró a los citados medios las supuestas cintas grabadas a Corinna zu Sayn-Wittgenstein con la intervención de Villarejo, que permanece en prisión desde noviembre.

Un presunto delito que nunca denunció ni ella ni su interlocutor policial, lo que supondría un delito de encubrimiento. La policía registró la casa de García Castaño en búsqueda de dossieres o grabaciones supuestamente ilegales.

Falta por aclarar si ella mantuvo esa charla grabada, donde ella se confiesa nada menos que testaferro del Rey Juan Carlos, para que esa cinta sirviera de elemento de extorsión y si ella conocía o no esa intención. Porque la única realidad es que la justicia nunca desestimó su denuncia porque nunca fue presentada.

Enrique García Castaño ya acompañó a José Villarejo en  una extraña charla grabada con el expresidente Ignacio González de la que podrían extraerse conclusiones variopintas sobre si se pretendía arrebatarle datos sobre sus corruptelas o salvarle de ellas. Casualmente, ambos interlocutores, González y Villarejo, se hallan acusados ahora por igual de corrupción por la justicia. García Castaño alegó que Villarejo grabó el encuentro con González sin su consentimiento.

Una charla curiosa porque ninguno tenía mandato judicial para investigarlo ni la prueba habría servido judicialmente. Y no deja de ser llamativo que se interrogue a un sospechoso de corrupción para que él mismo se delate. Lo que la justicia nunca acreditó por la complejidad propia del caso o desinterés, que González recibió una mordida en forma de ático de un testaferro oculto en un paraíso fiscal, esperaban conseguirlo en una charla de café.

Tanto Villarejo como García Castaño durante años se jactaron de conocer o poseer, según los casos, dossieres o información sensible sobre personajes de gran relieve, acusaciones que solían acabar en la inmensa red de periodistas que manejaban. El caso pequeño Nicolás ha mostrado el detalle su organigrama de periodistas y empresarios amigos.

Pero la inexorable investigación que lleva a cabo Anticorrupción empieza a aflorar esa espesa madeja que une la extorsión, los dossieres parapoliciales y el periodismo.

La Policía detuvo al Gordo en su casa, pues se encontraba de baja médica tras ser cesado como jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo del cuerpo en 2017 por las grabaciones que le hicieron hablando de supuestos chantajes de otros policías al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y a la Corona, y ser destinado como comisario zonal en el sur de Madrid.

En la Operación Tándem, Villarejo fue detenido junto con su mujer y el comisario del aeropuerto de Madrid-Barajas en una operación de Asuntos Internos, que investigó durante meses el entramado empresarial del comisario y desmanteló su organización criminal.

Una de las últimas diligencias en el caso Tándem ha sido la comparecencia de la mujer de Villarejo en una de las piezas en las que se divide esta causa denominada Iron y que es la única que no está secreta.La Su captura se produce apenas horas después de que se difundiera una grabación de su mentor, Villarejo, en la que la princesa Corinna hacía una extraña revelación ante dicho agente: que había sido utilizada como testaferro del Rey Juan Carlos,

 

Carlos Quílez

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