El Juzgado de instrucción número 21 de Barcelona ha archivado “por inexistencia de delito, ni siquiera de meros indicios” las acusaciones vertidas por dos reclusas de la cárcel de Wad-Ras contra la agente de la guardia urbana, Rosa Peral, a la que acusaban, entre otras cosas, del intento de contratación de un sicario para asesinar a su ex marido Rubén Carbó.
En un auto al que ha tenido acceso Estrella Digital, el juzgado expone sin rodeos que “de las actuaciones practicadas no resulta justificada debidamente la perpetración de delito alguno que motivó la incoación de esta causa”.
Una película que se desmorona
El motivo fue el siguiente: poco después de que Rosa Peral fuera encarcelada junto a su ex amante, el policía local, Albert López, por su supuesta participación en la muerte del novio de ella, Pedro Rodríguez, (también guardia urbano), Ruben Carbó ( el ex marido de ella), recibió una llamada telefónica de un hombre que trabaja en la cocina de la cárcel de Wad-Ras en la que estaba interna Peral.
Según declaró Rubén ante los mossos, ese hombre, amigo suyo según parece, le informó de que unas reclusas le habían dicho que Rosa Peral trataba de contratar a través de ellas un sicario para matarlo. Rubén, que es mosso d´esquadra, lo puso en conocimiento de la policía autonómica y ésta del juzgado de El Vendrell que inicialmente abrió esta investigación.
Denuncia increíble
Efectivamente, el juez citó a declarar a dos reclusas, Jennifer y Anyuli (con quien, según fuentes penitenciaras, el cocinero tiene una relación muy cercana). Ellas, en varias declaraciones deslavazadas, aseguraron que Peral en la cárcel trató de contratarlas con 30.000 euros y con el ofrecimiento de favores sexuales para que estas reclusas contactaran en el exterior con algún sicario a quien encargar la muerte de Rubén.
No sólo eso. Dijeron que Rosa les reconoció que era la autora del asesinato de Pedro Rodríguez y que, incluso, les dio detalles escabrosos al respecto. Estas extraordinarias revelaciones, propias de una novela negra, provocarían ríos de tinta y situaban a Peral como un verdadero monstruo, una mujer asesina y despiadada al más puro estilo del género negro.
Claudia, la única muerta
Sin embargo, la única muerte que se produjo alrededor de ese círculo carcelario, fue la de la joven Claudia, una reclusa de Wad–Ras, amiga de Rosa, enfrentada con Jennifer y con Anyuli a la que la tenían amenazada y que apareció muerta en su celda por sobredosis pero con una bolsa de plástico en la cabeza.
La muerte de Claudia se produjo el mismo día en que esta joven enviaba una carta a Rosa Peral (entonces ya en la cárcel de Brians) en la que le decía que Jennifer, Anyuli y otras se jactaban de que la denuncia que presentaron contra la agente policial era un montaje. Un juzgado de Barcelona ha abierto una investigación al respecto.
Un caso que se tambalea
El juzgado de instrucción número 21 ha archivado, pues, la causa por la “contratación del sicario” con el aval de la fiscalía que tampoco ve en Rosa Peral delito alguno.
Así pues, en menos de un mes las dos grandes investigaciones que se cernían contra esta mujer se han desmoronado: el supuesto asesinato de un mantero en Montjuic y las denuncias de varias reclusas de Wad-Ras.
Peral sigue siendo investigada por el juzgado de instrucción número 8 de Vilanova y la Geltrú por la muerte de Pedro Rodríguez sin que el juzgado haya encontrado, tras un años de indagación, un móvil razonable del crimen que la incrimine mas allá de las sospechas derivadas de la tardanza de 7 días en denunciar a su ex amante como autor del crimen.
Carlos Quílez