Si tuviéramos que hallar una medida para expresar gráficamente esas cifras, resulta que cada uno de los 53 psicólogos que están en plantilla en la Guardia Civil debería atender por sí sólo a 1.476,5 hombres que le estarían contando sus problemas, le narrarían su estrés, le explicarían por qué quieren darse de baja psicológica. Algo que resulta a todas luces impensable, quizá un tanto absurdo, porque es evidente que ese reducido personal en los gabinetes psicológicos del Benemérito Cuerpo no da para mucho.
Lo cierto es que, según los datos internos de la Guardia Civil a los que ha tenido acceso Estrella Digital, sólo en el primer semestre de 2017 –no está oficialmente cerrado aún el año completo- se dieron de baja psicológica un total de 716 agentes en toda España.
Las estadísticas son frías y no contienen los motivos de esas bajas, pero a las asociaciones de guardias civiles no les cabe ninguna duda de que el estrés está haciendo mella en el Cuerpo. Tanto como para que en sólo seis meses se haya dado de baja el 1% de una plantilla armada de 78.258 hombres.
La cuestión es preocupante, porque, según las cifras del Cuerpo Nacional de Policía en ese mismo periodo, a las que también ha tenido acceso Estrella Digital, en esos seis meses de 2017 sólo 288 policías han cogido una ‘baja psicológica’, es decir, el 40 % de los que lo han hecho en la Guardia Civil.
Es evidente, dicen fuentes de la Benemérita, que la presión a la que están sometidos los policías no es la misma que a la que están sometidos los guardias civiles.
Pero lo más curioso de estas frías estadísticas es comprobar en qué provincias hay más bajas por motivos psicológicos. Antiguamente se pensaba en el País Vasco, con el llamado ‘síndrome del Norte’, pero ahora, según los cuadros oficiales de bajas, ese motivo ha desaparecido: sólo ha habido 17 bajas en Euskadi, de las que 3 han sido en Álava, 12 en Vizcaya y tan solamente 2 en una provincia antiguamente tan conflictiva –con el Gohierri de por medio- como era Guipúzcoa.
La palma se la lleva Madrid, con 70 bajas en sólo seis meses y un incremento respecto al año anterior del 11,11%. Pero también es lógico, porque en Madrid se agrupa una mayor fuerza (6.931 hombres); luego, el porcentaje también ha de ser mayor.
Pero sorprende que en Barcelona, con el inicio de todo el proceso secesionista, sólo se dieran de baja en ese periodo 17 agentes de los 1.804 activos, aunque hay que precisar que estas bajas supusieron un incremento respecto a 2016 de nada menos que el 88,89%. Es de suponer que las nuevas estadísticas darán un vuelco a esta situación, pero para mal, después de todo lo ocurrido el 1-O.
Más sorpresa es constatar que el número de bajas psicológicas en la Guardia Civil fue de 38 (un 18,75% más que en el mismo periodo de 2016) en… Las Palmas, un destino que no parece inicialmente tan sufrido como para ‘perder la cabeza’. Pero las estadísticas no mienten y señalan también que en las otras islas, en Baleares, las bajas psicológicas sumaron 35, un 9,38% más que un año antes. Alguna relación existirá o con el sol con la sensación de aislamiento por vivir en una isla.
Esa explicación no sería válida para, por ejemplo, Sevilla, que en le periodo considerado tuvo 30 bajas psicológicas (un aumento del 15,38% respecto al año anterior), o Cádiz, con otras 30 bajas (en este caso con descenso de un 6,25%). Se puede aducir el calor en ambos sitios, pero ésa tampoco sería explicación para Asturias, con 23 bajas, ni Alicante, con otras 24.
Los destinos con menos bajas fueron el ya comentado de Guipúzcoa, junto a Zaragoza, Segovia, La Rioja y Jaén, con sólo 2 en cada provincia, zonas tan distintas unas de otras que no admiten comparaciones.
Curiosamente, en Jaén y La Rioja, con sólo dos bajas como queda dicho, hay dos psicólogos, algo que no se da en ninguna otra provincia, que tienen, como mucho, un psicólogo cada una, salvo Madrid. Pero es que Madrid cuenta con 6.931 efectivos, y La Rioja tiene 1.207 y Jaén 1.194.
Iván Delgado