La Sexta, en su programa Al Rojo Vivo explica la exclusiva de Estrella Digital en la que se desvela como Mariano Rajoy pidió a Dolores de Cospedal que no apoyara a Pablo Casado en la segunda vuelta de las primarias del PP. Ella desobedeció y esto le dio el triunfo a Casado.
Según publica Estrella Digital, el pasado 5 de julio, Soraya Saénz de Santamaría ganaba la primera vuelta de las primarias para dirigir el Partido Popular tras la dimisión de Mariano Rajoy, defenestrado previamente del Gobierno por una moción de censura. La exvicepresidenta del Gobierno ganaba por 21.513 votos, el 37%.
Su primer rival directo era Pablo Casado, con 19.967 votos, el 34% de los sufragios emitidos. Y en tercer lugar quedaba Dolores de Cospedal, con 15.09 votos, un 26%.
A partir de entonces, era obvio que debía producirse un cóctel para hundir al tercero, fuese quien fuese. Sería contra natura creer que era factible un pacto Soraya-Dolores, enemigas nada íntimas que publicitaban hasta en fotos oficiales su odio recíproco. El 22 de julio debía dirimirse la batalla final, quién sería el ganador final, y qué bandos se aliarían para exterminar al tercero.
En este contexto, se produjo una intervención que pudo haber cambiado el curso de la historia del Partido Popular. Mariano Rajoy intentó celebrar una comida con Dolores de Cospedal, pero ésta alego una apretada agenda que le impedía celebrar ese encuentro.
Ante esta situación, el expresidente la lanzó un sorpresivo mensaje por teléfono: no apoyes a Casado.
Cospedal se quedó petrificada, su expresidente por el que tantos equilibrios en vivo y diferido había hecho antes los periodistas, le exigía que le regalase la victoria a su enemiga Soraya. Su exjefe no iba tan lejos como para exigirle que apoyara directamente a Soraya, pero le pedía que lo hiciera indirectamente: que no movilizara a sus compromisarios en favor de Casado, lo que equivalía a condenarle a una derrota segura.
Cospedal, por una vez, fue tan gallega como su antiguo mentor. No dijo sí ni no. Pero días más tarde anunciaba su apoyo incondicional a Casado y puso bajo sus pies a todos sus compromisarios y a todos sus exministros amigos, lo que se plasmó en la cena del asador G-8: García-Margallo, Catalá, Soria, Tejerina, Montserrat, Zoido…
Este golpe de efecto junto con la decisiva movilización de sus compromisarios fieles permitieron a Cospedal y a Casado alfombrar el desembarco en Normandía. Casado ya había ganado antes de pisar la playa del congreso extraordinario.
Y Casado ganó el liderazgo del PP gracias a la desobediencia de Cospedal al antiguo jefe de ambos y al discurso que supo enervar a los asistentes. Ya estaban convencidos, pero el líder emergente del PP les disipó las últimas dudas o les reafirmó en su decisión. Porque Cospedal no les pidió ponerse en pie para aplaudir. Sólo su voto.
La historia de este mensaje de Rajoy dinamita la tesis de la neutralidad de Rajoy durante el proceso electoral. Los partidarios de la exsecretaria no entienden el apadrinamiento de Soraya por Rajoy que no sólo fracasó en su gestión del proceso separatista catalán, tan determinante en la caída en barrena del PP , sino que en la noche más triste del expresidente tras ser alanceado por una moción de censura no estuvo en el restaurante donde él bebió a cántaros la hiel de la derrota. Le acompañaban sus más fieles, incluida Cospedal, como siempre.
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Redacción