lunes, noviembre 25, 2024
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Rajoy pidió a Cospedal que no apoyase a Casado en la segunda vuelta de las primarias

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El pasado 5 de julio, Soraya Saénz de Santamaría ganaba la primera vuelta de las primarias para dirigir el Partido Popular tras la dimisión de Mariano Rajoy, defenestrado previamente del Gobierno por una moción de censura. La exvicepresidenta del Gobierno ganaba por 21.513 votos, el 37%.

Su primer rival directo era Pablo Casado, con 19.967 votos, el 34% de los sufragios emitidos. Y en tercer lugar quedaba Dolores de Cospedal, con 15.09 votos, un 26%.

A partir de entonces, era obvio que debía producirse un cóctel para hundir al tercero, fuese quien fuese. Sería contra natura creer que era factible un pacto Soraya-Dolores, enemigas nada íntimas que publicitaban hasta en fotos oficiales su odio recíproco. El 22 de julio debía dirimirse la batalla final, quién sería el ganador final, y qué bandos se aliarían para exterminar al tercero.

 En este contexto, se produjo una intervención que pudo haber cambiado el curso de la historia del Partido Popular. Mariano Rajoy intentó celebrar una comida con Dolores de Cospedal, pero ésta alego una apretada agenda que le impedía celebrar ese encuentro. 

Ante esta situación, el expresidente la lanzó un sorpresivo mensaje por teléfono: no apoyes a Casado.

Cospedal se quedó petrificada, su expresidente por el que tantos equilibrios en vivo y diferido había hecho antes los periodistas, le exigía que le regalase la victoria a su enemiga Soraya.  Su exjefe no iba tan lejos como para exigirle que apoyara directamente a Soraya, pero le pedía que lo hiciera indirectamente: que no movilizara a sus compromisarios en favor de Casado, lo que equivalía a condenarle a una derrota segura.

Cospedal, por una vez, fue tan gallega como su antiguo mentor. No dijo sí ni no. Pero días más tarde anunciaba su apoyo incondicional a Casado y puso bajo sus pies a todos sus compromisarios y a todos sus exministros amigos, lo que se plasmó en la cena del asador G-8: García-Margallo, Catalá, Soria, Tejerina, Montserrat, Zoido…

Este golpe de efecto junto con la decisiva movilización de sus compromisarios fieles permitieron a Cospedal y a Casado alfombrar el desembarco en Normandía. Casado ya había ganado antes de pisar la playa del congreso extraordinario.

Y Casado ganó el liderazgo del PP gracias a la desobediencia de Cospedal al antiguo jefe de ambos y al discurso que supo enervar a los asistentes. Ya estaban convencidos, pero el líder emergente del PP les disipó las últimas dudas o les reafirmó en su decisión. Porque Cospedal no les pidió ponerse en pie para aplaudir. Sólo su voto.

La historia de este mensaje de Rajoy dinamita la tesis de la neutralidad de Rajoy durante el proceso electoral. Los partidarios de la exsecretaria no entienden el apadrinamiento de Soraya por Rajoy que no sólo fracasó en su gestión del proceso separatista catalán, tan determinante en la caída en barrena del PP , sino que en la noche más triste del expresidente tras ser alanceado por una moción de censura no estuvo en el restaurante donde él bebió a cántaros la hiel de la derrota. Le acompañaban sus más fieles, incluida Cospedal, como siempre.

Pero no estaba Soraya en esa noche de alcohol y lágrimas, apoltronada en el Congreso junto a su cartera oficial. O bien Rajoy mantenía muy oculta su predilección por Soraya o le movía una especial inquina hacia Casado por su posible deriva hacia su cordial enemigo, Aznar. Quizá temía una posible radicalización del partido, algo que insinuó en su discurso en el congreso.

Pero la neutralidad de Rajoy también es cuestionada en la primera fase de las primarias por dirigentes del PP que han conocido de cerca los entresijos de las batallas recientes. Según personas del equipo hoy ganador, hubo llamadas del ex equipo de Moncloa -algunos han sido fichados por Casado con visible generosidad- donde se pedía a los presidentes provinciales el voto para Soraya en nombre del expresidente. «Te llamo en nombre del presidente». Incluso, según estas fuentes, en algún caso hubo llamadas directas del invocado a alguna ciudad allende el Estrecho.

Obviamente, ninguno de los interlocutores tiene interés en desvelar públicamente tal uso de la marca Rajoy en favor de la candidatura de Soraya. Pero en un juego donde las lealtades cambian de bando en minutos…, estos mensajes fueron delatados al hoy equipo ganador por los mismos barones que Soraya creía leales. 

Los directivos del equipo ganador también han dejado en el cajón, por ahora, sombras de sospecha. ¿Cómo puede obtener Soraya 340 votos de 350 votos en un municipio malagueño? Es un resultado norcoreano, apuntan con ironía. Parecidas sospechas mantienen sobre las votaciones en Salamanca.

 Este diario ha solicitado una confirmación tanto a Cospedal como a Rajoy sobre esta decisiva charla secreta que fue compartida con personas de su confianza. Desde el entorno de Rajoy se enuncia lo siguiente: «Rajoy siempre dice lo mismo en público y en privado, sin conocer el detalle de todas sus conversaciones privadas. Pero dijo que no designaría sucesor y lo cumplió».

 Desde el entorno de Cospedal y el equipo ganador de Casado se resume un mensaje distinto: «ella nunca difunde sus conversaciones privadas, pero ella desmintió en su momento que Rajoy le hubiera propuesto una candidatura de integración con Soraya, porque es cierto que nunca le propuso tal cosa el expresidente». Lo que le pidió Rajoy a Cospedal, que es la exclusiva que hoy publica Estrella Digital porque la tiene confirmada y documentada: que dejara caer a Casado y que no le apoyara con todos sus ministros amigos y compromisarios. 

Redacción

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