La fiscalía sienta este lunes en el banquillo a los elementos clásicos de un blanqueo de capitales: un mafioso, el ruso Andrei Petrov, y un banco, el BPA, Banca Privada de Andorra, a través de su directivo Santiago Roselló.
La Fiscalía Anticorrupción desgrana al detalle los elementos acusatorios. Petrov pertenece a una estructura perfectamente estructurtada en la que recibía órdenes de sus superiores jerárquicos. En 2011 la Guardia Civil alertó de unas operaciones de afloramiento de capitales de una organización criminal rusa. Y su cabeza visible y líder era Petrov. Asentaba parte de su negocio en favores del Ayuntamiento de Lloret de Mar. No en vano, fueron condenados el alcalde y el concejal de urbanismo de dicho municipio.
Los superiores de Petrov crearon una red de empresas para invertir en el sector inmobiliario español. Elemento clave en tal trama es Kanaikine. Aportó más de 15 millones a las empresas administradas por Petrov.
Pero luego entra en escena el agente bancario imprescindible para tal lavado según Anticorrupción: Santiago Roselló. Petrov no sólo visitó a este directivo en Andorra en lo que calificó telefónicamente de «excursión» para no dar pistas, sino que este agente bancario viajó a Moscú para conocer a los jefes del mafioso. Allí se acordó pedir un préstamo y utilizar preferentes dentro de BPA o Banco Madrid. Roselló, a su regreso de Moscú, dio parte a Petrov y ofreció presentarle al director general de BPA.
Roselló se convierte en el asesor de Petrov. Le presenta a directivos del Banco de Madrid. El banco se mojó tanto que le dio a Petrov préstamos antes de tasar los inmuebles en el centro comercial Els Braus que debían usarse como aval. Quiza porque Roselló sabía que los mejores avales estaban en Moscú. No en Cataluña.
No sólo era un trato privilegiado. «No por favor, por teléfono, nada», espetaba Petrov a su entregado asesor financiero cuando intentaba darle cifras del suculento negocio en marcha. Tal era el entusiasmo de Roselló que en ocasiones el departamento de cumplimiento del BPA alertaba de que los clientes rusos que recomendaba eran de imposible verificación por su opaca estructura. Por tales caminos se afloraron más de 50 millones de euros en BPA. Por un lado, movió más 25 millones de euros en divisas y, por otro, recibió préstamos del BPA por valor de 30 millones de dólares. Lo llamativo es que BPA admite usar tales fondos pese que el lugarteniente de Petrov explica en el formulario de compliance que tales fondos provienen de dinero en b ruso.
Bárbara Baron