sábado, noviembre 2, 2024
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El etarra ‘Pakito’, el exjefe de Boye en el secuestro de Revilla, no saldrá de prisión hasta 2026

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La decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de avalar  a España por no computar los años de cárcel cumplidos en Francia a los etarras ha supuesto un duro varapalo al frente de cárceles de la banda terrorista. Entre todos ellos,  Francisco Múgica Garmendia, alias ‘Pakito’, es el que más está sufriendo por esta sentencia, en la que, según fuentes del entorno radical vasco, había puesto todas sus esperanzas. “Tenía ya preparada la maleta. Esperábamos que fuera una doctrina Patot II”, comentan. Ahora su estancia en prisión, de momento en cárcel de Zuera (Zaragoza), se alargará hasta 2026.

‘Pakito’, detallan fuentes penitenciaras, pasa el tiempo en prisión leyendo, haciendo algo de ejercicio y muy pendiente de las noticias, sobre todo de las referentes a Cataluña. No es para menos. Uno de los abogados de Puigdemont, Gonzalo Boye es un viejo conocido suyo. Boye fue condenado a 14 años de cárcel por colaborar con la banda terrorista ETA en el secuestro de Emiliano Revilla. Los etarras mantuvieron al empresario encerrado durante 249 días en un zulo de apenas dos metros, en un chalé próximo a la calle Arturo Soria de Madrid. Lo liberaron el 30 de octubre de 1988 después de que la familia pagara un rescate de más de 500 millones de pesetas (unos tres millones de euros al cambio actual). 

Para llevar a cabo el secuestro, ETA contó con la ayuda de varios miembros del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria, un grupo terrorista de origen chileno, quienes se trasladaron en varias ocasiones a París para recibir instrucciones de, precisamente, Francisco Múgica, entonces jefe de ETA. Según la sentencia dictada el 13 de junio de 1996 por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Boye “participó plenamente” en las labores previas de vigilancia y seguimientos para planificar el secuestro de Revilla y visitó al menos dos veces la vivienda en la que estuvo encerrado el empresario. En pago por estas labores, siempre según la sentencia de la Audiencia Nacional, Gonzalo Boye recibió en una reunión celebrada en el café Comercial de Madrid 3,5 millones de pesetas que procedían del rescate pagado por la familia de Revilla. El pago fue ordenado concretamente por ‘Pakito’, presunto destinatario del rescate pagado por la familia del industrial.

La carrera de ‘Pakito’ en ETA ha estado marcada por los más sangriendo crímenes. Ingresó en ETA durante la adolescencia, ocupándose inicialmente de tareas no armadas como contabilidad o contactos externos. En 1974 ingresó en el comité ejecutivo de ETA pm y un año más tarde en los llamados comandos bereziak (especiales), encargados de las acciones militares más relevantes. Se le acusa de la desaparición (y previsible asesinato) del dirigente de ETA pm Eduardo Moreno Bergaretxe, ‘Pertur’, conocido por sus posiciones críticas y que fue visto por última vez en el País Vasco Francés el 23 de julio de 1976 en compañía de ‘Pakito’ y otro miembro de la organización, Miguel Ángel Apalategi, ‘Apala’. En aquellos momentos ETA pm estaba negociando con el gobierno español de Adolfo Suárez el abandono de la lucha armada y la reinserción de sus militantes, a lo que se oponían en general los bereziak, partidarios de la integración en ETA Militar (ETAm), la otra rama de la organización dividida, que daría lugar a la actual ETA. Tanto ‘Pakito’ y ‘Apala ‘ como los dirigentes de ETA m han negado siempre su implicación en la desaparición de ‘Pertur’, que atribuyen a un episodio de guerra sucia orquestada por el gobierno español.

En 1977, ‘Pakito’ se integra en ETA m, participando, dentro del comando Zaharra, en el secuestro y asesinato del industrial Javier Ybarra. Ese mismo año Múgica obtuvo el estatus de refugiado político en Francia, con residencia legal en Hendaya, que perdió en 1983, momento a partir del cual tuvo que permanecer en el País Vasco Francés clandestinamente. En 1984 las autoridades francesas le incluyen en una orden de expulsión emitida el 9 de enero. Entra a formar parte de la dirección de ETA en 1985 tras la detención de Eugenio Etxebeste, ‘Antxon’ (procedente también de los bereziak de ETA pm). La deportación y posterior muerte accidental en Argelia del histórico Txomin Iturbe Abásolo deja al frente de la organización a una troika llamada Artapalo de la que ‘Pakito’ es uno de sus miembros, el encargado del aparato militar.

Durante mucho tiempo la policía española pensó que Artapalo era solo Francisco Múgica, razón por la cual aparece citado con este apodo en muchos documentos. Artapalo se hace con el control absoluto de la organización tras la detención, en los dos años siguientes, de otro par de dirigentes históricos, Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros y Josu Urrutikoetxea Bengoetxea, ‘Josu Ternera’. Precisamente, ‘Pakito’ fue junto con ‘Josu Ternera’ el que dio la orden de asesinar a ‘Yoyes’.

Un año después de su detención, el 29 de marzo de 1992 se inicia en el Tribunal Correccional de París el juicio contra él y otros miembros del comando itinerante, que será suspendido varias veces. El 19 de junio de 1997 es condenado junto a ‘Txelis’ y ‘Fitipaldi’ a diez años de cárcel por «asociación de malhechores con fines terroristas y tenencia ilícita de armas». Entretanto, las autoridades españolas presentaron una veintena de solicitudes de extradición.

La extradición a España se produjo finalmente el 8 de febrero de 2003 tras una reunión entre el presidente del gobierno español, José María Aznar y el presidente francés Jacques Chirac, en la que según algunas fuentes se decidió el intercambio de detenidos etarras por concesiones españolas a empresas francesas. ‘Pakito’ ingresó en la prisión madrileña de Soto del Real. El 2 de junio de 2003, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a 2.354 años de cárcel cada uno a ‘Pakito’ y a Joseba Arregi Erostarbe, ‘Fitipaldi’, por el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, perpetrado en 1987.

En agosto de 2004 ‘Pakito’ y otros cinco etarras presos enviaron una carta a la dirección de ETA en la que solicitaban el final de la lucha armada por considerarla imposible de mantener en las actuales circunstancias y contraproducente para los objetivos de la organización, y abogaban por vías pacíficas basadas en la participación institucional y la movilización social. La carta fue filtrada a la prensa en noviembre del mismo año, y la respuesta de ETA se produjo en julio de 2005, expulsando de la organización a los firmantes de la misma.

Redacción

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