Fuentes socialistas han confirmado que esa es la única fórmula que el líder del partido, Pedro Sánchez, podría utilizar, si decidiese impulsar el relevo de Díaz y la renovación del PSOE andaluz, tras perder ésta el gobierno de la Junta.
Algo que no entra en los planes a corto plazo de Sánchez, pero que tampoco descartan en Ferraz para dentro de un tiempo.
De hecho, la cúpula del PSOE no ha dado públicamente su apoyo a Díaz para que lidere la oposición en el Parlamento andaluz durante toda la legislatura, como ella pretende hacer y como ha anunciado hoy formalmente el portavoz parlamentario, Mario Jiménez.
La idea de Díaz es que Jiménez siga desempeñando ese cargo y se ocupe del día a día en la Cámara autonómica, mientras que ella ocupará la presidencia del grupo y se reservará para los grandes debates, aseguran en su entorno.
Por el momento, Sánchez dejará que sea así, al menos hasta las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, ya que una crisis interna a las puertas de esos comicios sería letal para el PSOE.
De ello dio cuenta la cúpula del partido en Ferraz horas después de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre, cuando el secretario de Organización, José Luis Ábalos, abrió la puerta a la dimisión de Díaz y ella se revolvió de tal forma que Ábalos tuvo que hacer explícito al día siguiente su apoyo y confianza en ella.
Un apoyo dirigido a que Díaz intentara liderar una solución de gobernabilidad para Andalucía; algo a lo que esta mañana ha renunciado ante la constatación de que el candidato del PP, Juanma Moreno, tiene los votos para ser investido y ella no.
Fuentes del PSOE andaluz creen que la alianza del PP con Cs y Vox puede «terminar como el rosario de la aurora» y defienden que la expresidenta debe permanecer como alternativa, al tiempo que subrayan que Sánchez no puede «plantearle que se vaya a una mujer que ha ganado las elecciones».
Para que la ejecutiva de Sánchez convocase una consulta entre la militancia andaluza sobre la continuidad de Díaz primero el Comité Federal tendría que poner en marcha un proceso de revocación motivado y acordado por el 51 por ciento de sus miembros en una votación secreta.
Después, la revocación debería ser aprobada por la militancia en una consulta que se realizaría en el plazo de un mes.
Si saliese adelante, cesaría la ejecutiva regional y Ferraz nombraría una gestora con un mandato máximo de 90 días, que daría paso a un congreso.
Laura Ramos