Mientras cultivan una imagen de unidad frente a las acusaciones, los letrados del juicio del procés trabajan en estrategias dispares, desde el enfoque más técnico al más ideológico, y no todos comparten por igual afinidades políticas con sus clientes.
Los que más peliagudo lo tienen, aquellos que representan a líderes políticos todavía en activo, como Oriol Junqueras (ERC) o Jordi Turull (PDeCAT), y que se enfrentan a la incómoda tarea de combinar la defensa jurídica con la táctica política: la mirada puesta en la sentencia y, de reojo, en las próximas lizas electorales.
ANDREU VAN DEN EYNDE: Oriol Junqueras y Raül Romeva.
Abogado de cabecera de ERC, Andreu Van Den Eynde es uno de los letrados más jóvenes de los que se sentarán en el Supremo, experto en ciberdelitos y en la responsabilidad penal de entidades jurídicas, lo que le sirvió para confeccionar la «compliance penal» o plan de prevención del fraude de la formación republicana.
Este descendiente de flamencos e hijo de troskistas -nació en 1975 en París, adonde su padre había huido de la policía franquista- dio sus primeros pasos entre 1998 y 2005 en el bufete Luis del Castillo, antes de montar su propio despacho, sin dejar de trabajar en el turno de oficio, que considera su cuota solidaria.
Van Den Eynde conoce la ofensiva jurídica del procés desde sus inicios: defendió a Carme Forcadell en las primeras querellas y el 20S presenció los registros de la Guardia Civil por los preparativos del 1-O, como abogado del exnúmero de dos Junqueras.
Activo en Twitter, donde desgrana su habitual socarronería, y en sus ratos libres guitarrista de la banda de trash metal «Vientos de Poder», los escritos de defensa de Van Den Eynde rezuman carga política y continuas invocaciones al Tribunal de Estrasburgo; no en vano tiene puestas en la justicia europea sus esperanzas.
JORDI PINA: Jordi Turull y Josep Rull
Es quizá el rostro más mediático de los togados del procés, ya que durante la instrucción de la causa se ha prodigado en los platós con su vehemente defensa de la inocencia de los líderes independentistas y duras invectivas contra la cúpula judicial.
Penalista del prestigioso bufete Molins & Silva, hay pocas causas de corrupción política en las que no esté Pina, especialmente las que acechan a la extinta CDC: era el letrado de Jordi Montull cuando en 2017 los exresponsables del Palau de la Música delataron a la formación convergente, para sobresalto de sus élites.
Con un verbo incontenible y un estilo vehemente, Pina suele brillar en los informes finales: antológica fue su encendida defensa de la exconsellera de Enseñanza Irene Rigau en el juicio por la consulta del 9N, salpicada de dardos políticos como sus escritos en la causa del procés.
Entre caso y caso, Pina fue elegido en 2017 vicedecano del Colegio de la Abogacía de Barcelona en la candidatura encabezada por Eugenia Gay -una lista plural que intentó sortear el debate independentista en tiempos difíciles para la equidistancia- y aún le queda tiempo para practicar aficiones tan catalanas como los viajes, buscar setas o el senderismo.
XAVIER MELERO: Joaquim Forn
«Rara avis» entre los abogados del procés, Xavier Melero no sólo no forma parte de los entornos convergentes o republicanos que se sentarán en el banquillo, sino que hace unos quince años frecuentó las reuniones en las que se fundó el partido que hoy está a las antípodas del procesismo: Ciudadanos.
Como Pina, Melero, de 61 años, es un defensor habitual de convergentes perseguidos por la justicia -Oriol Pujol o el extesorero de CDC Daniel Osàcar- y también formó parte del equipo de Pau Molins, hasta que en 2009 montó despacho propio con Judit Gené.
Aficionado al boxeo, su aspecto indolente y sus gafas de carey le dan un aire británico que adornan a la perfección su gusto por la ironía, que despliega tanto en sus intervenciones públicas como ante el tribunal y, a menudo, también en sus escritos.
Poco dado a exhibirse en los medios, entró en la sala de estar de los hogares de Cataluña cuando defendió al expresidente catalán Artur Mas en el mediático juicio del 9N, con una estrategia estrictamente jurídica -similar a la que urde en la causa del procés-, a riesgo de desentonar en ocasiones con la gallardía de su cliente ante el tribunal.
OLGA ARDERIU: Carme Forcadell
Reservada y discreta, la abogada de Carme Forcadell se curtió durante nueve años en el despacho Molins antes de emprender, en 2007, su andadura en solitario como fundadora del bufete MDA.
Nacida en Berga (Barcelona) hace 43 años, Arderiu es desde hace dos años diputada de la junta del Colegio de la Abogacía de Barcelona, donde fue vocal de la Comisión de Mujeres Abogadas, y tiene una larga trayectoria en ámbitos como la violencia machista y las políticas públicas en materia de género.
MARINA ROIG: Jordi Cuixart
La abogada del presidente de Òmnium Cultural, esquiva con la prensa y una de las caras del procés menos expuestas a los medios, se estrena en el Supremo en un asunto de calado político, tras haber llevado principalmente casos relacionados con el blanqueo de capitales y los delitos contra la administración pública.
Socia fundadora del despacho Roig & Bergés & Martínez y presidenta de la sección penal del Colegio de la Abogacía de Barcelona, Roig confía su estrategia jurídica a una futura revisión del caso por parte del Tribunal de Estrasburgo y centra el debate en la autodeterminación como derecho humano: trató, sin éxito, llevar al juicio como testigos a referentes de ese ámbito como el filósofo Noam Chomsky o a dos Premios Nobel de la Paz.
MARIANO BERGÉS: Dolors Bassa
Cofundador del despacho de Marina Roig, el letrado de Dolors Bassa se embarca con los intríngulis políticos del «caso procés» tras una trayectoria centrada en la defensa de grandes empresas y multinacionales.
Es profesor asociado de Derecho Penal en la Universidad de Barcelona y en másteres de formación para acceder a la abogacía, así como experto en «compliance penal».
JOSEP RIBA: Carles Mundó
Años de experiencia en la defensa de políticos, empresarios, banqueros o deportistas -exdirectivos de Javier De la Rosa, Eto’o o un exalcalde socialista se cuentan entre sus clientes- hacen de este abogado un referente en los juicios por delitos de «cuello blanco».
Sereno y de trato exquisito dentro y fuera de la sala de vistas, Josep Riba, de 51 años, es miembro del reputado despacho barcelonés Morales Abogados y atesora una amplia experiencia docente, como profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) o Esade.
JUDIT GENÉ: Meritxell Borràs
Es otra de las abogadas formadas en el despacho Molins Advocats, donde conoció a Xavier Melero, con quien en 2009 montó un bufete propio que se ha convertido en referente para políticos convergentes investigados por corrupción.
Nacida en el pequeño pueblo ilerdense de Torà, Gené, miembro de la sección de derecho penal del Colegio de la Abogacía de Barcelona, trabajó también, durante un paréntesis de tres años, en el reconocido bufete Cuatrecasas de Barcelona.
PAU MOLINS: Santi Vila
Vástago de una de las emblemáticas familias de la burguesía catalana, y de las más acaudaladas de España, Pau Molins fundó en 1994 el despacho Molins & Silva, desde 2013 asociado al bufete que lidera Miquel Roca y erigido en uno de los más prestigiosos de Barcelona.
De 57 años, Molins compagina el ejercicio de la abogacía, que le ha llevado a representar en los tribunales a acusados ilustres como la infanta Cristina, el expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell o el exministro y expresidente de Catalunya Caixa Narcís Serra, con su actividad en el consejo de administración de la centenaria empresa familiar Cementos Molins.
Rossi García