En la presentación de la biografía «Lerroux. La República liberal» que edita la fundación, ha asegurado que esa campaña se hizo tras la revolución de 1934, en la segunda república, «con los antecesores de quienes hoy se sienta en el banquillo del Tribunal Supremo» y ha instado a no repetir ese error.
Según ha manifestado, Cataluña será «la responsabilidad más grave que va a recaer sobre el futuro gobierno» y será también la medida por la que habrá que exigir «cuentas de su labor» y ha reclamado que, llegados a este punto, el Estado «ponga fin a este desafío continuo» del proceso independentista.
Aznar ha criticado que políticos que llevan a la sociedad «a un callejón sin salida» sean considerados como líderes y que se propongan diálogos con quienes «carecen de la mínima buena fe, y de la disposición, no ya para un diálogo, sino para una simple conversación».
Durante la presentación del libro sobre Lerroux, ha hecho continuas comparativas entre la situación actual y el pasado y ha reprochado que hay quienes «buscan ganar, ochenta años después, guerras que los españoles ya no libran».
También ha defendido la candidatura de Cayetana Álvarez de Toledo, aunque sin referirse expresamente a ella, al recordar que Lerroux fue diputado por Barcelona sin ser catalán, algo que demuestra «que se puede».
Para Aznar hay que aprender de la Segunda República como período «esencial» de la historia de España, pero aprender de lo que tuvo de «carencia cívica, de deficiencia democrática, de expectativa fallida» o de «exclusión sectaria» y no volver a repetir este tipo de errores.
Y ha considerado «lamentable» que actualmente hay quien se esté preguntando por el sentido del pacto constitucional y que haya quien no quiere superar el pasado sino «recrearlo».
Por eso, ha advertido de que sobre el futuro de España sigue planeando «el intento de ruptura, la apuesta por el golpe de Estado» en Cataluña, donde ha dicho no entender como el mismo fracaso puede repetirse «una y otra vez» porque «la derrota se quiere presentar como un triunfo y la deslealtad como una virtud política».
Redacción