viernes, noviembre 22, 2024
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Un año sin ETA entre la indiferencia de los partidos y la mayoría social

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Fue exactamente a las 14.00 horas del 3 de mayo de 2018 cuando ETA dio a conocer su último comunicado por dos vías: un acto en la sede de la Fundación Herni Dunant de Ginebra (Suiza) y la publicación del documento a través de los medios habituales en la «era internet», los portales Naiz.info y Berria.

En este último comunicado, ETA confirmaba el «final de su trayectoria» y anunciaba su «disolución», utilizando expresamente este término, largamente demandado por la mayoría de las fuerzas políticas de Euskadi.

El anuncio llegaba algo menos de siete años después del «cese de la actividad» armada comunicado en octubre de 2011, fecha a partir de la cual el terrorismo ha ido cayendo progresivamente al baúl de los recuerdos de las preocupaciones de los vascos, tal y como han constatado reiteradamente los sucesivos sondeos de opinión publicados desde entonces.

El aniversario de hoy ha pasado desapercibido entre los partidos, metidos de lleno ya en la campaña electoral de los comicios municipales, forales y europeos, y sólo EH Bildu ha convocado un acto relacionado con esta efeméride.

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, y la dirigente de la formación vascofrancesa EH Bai Anita Lopepe, protagonizarán mañana en el Palacio Miramar de San Sebastián un acto sobre el fin de ETA y «la declaración de Arnaga».

Dicha declaración, que debe su nombre al caserón de Cambo-les-Bains en el que se celebró una «cumbre» sobre el fin de ETA el 4 de mayo de 2018, reclamó una «solución global, justa y duradera» para una Euskadi que aún debía «construir la paz».

Esta declaración, auspiciada por el denominado Grupo Internacional de Contacto, fue avalada por cinco «fedatarios internacionales» que asistieron a Cambo-les-Bains: el expresidente del Sinn Fein Gerry Adams; el exjefe de Gobierno irlandés Bertie Ahern; el exasesor del primer ministro británico Tony Blair, Jonathan Powell; el fundador del Partido de la Revolución de México, Cuauhtemoc Cárdenas; y el exdirector del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus.

El adiós definitivo a ETA, que aclaró que no se mantendría ni como «agente que manifieste posiciones políticas» -lo que se ha cumplido, pues no ha vuelto a haber ningún comunicado más- reavivó los debates sobre la memoria y sobre la política penitenciaria.

Esta última ha sufrido leves retoques, sobre todo tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa tras la moción de censura contra Mariano Rajoy en junio, ya que el Gobierno ha llevado a cabo algunos acercamientos de presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco, aunque no a los centros penitenciarios que se encuentran en la Comunidad Autónoma Vasca.

En concreto, según los datos de la asociación de familiares de presos de ETA Etxerat, han sido 24 los reclusos trasladados a cárceles más cercanas a Euskadi, movimientos que se ha considerado insuficientes desde las asociaciones que defienden a los reclusos de la organización terrorista, que reclaman su reunificación en la prisión alavesa de Zaballa.

En total, quedan en España 206 presos de ETA y otros 41 están encarcelados en Francia y otros países, según los datos de Etxerat actualizados la semana pasada.

Otro puñado de reclusos, expulsados del colectivo, están amparados por el movimiento Amnistia Ta Askatasuna (ATA), una organización crítica con la estrategia de la izquierda abertzale «oficial», que se centra en la reivindicación de la liberación de todos los presos, pero que ha manifestado que no tiene intención de tratar de recuperar la violencia.

El número de presos se reduce a medida que van cumpliendo sus condenas y salen a la calle, ante la atenta mirada de los colectivos de víctimas, que han continuado este año denunciando los homenajes públicos que, todavía hoy, se siguen ofreciendo a muchos de ellos en las calles del País Vasco. Sólo durante 2018, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) contabilizó 196 actos de enaltecimiento del terrorismo de ETA en Euskadi.

Covite mantiene la lucha contra la impunidad del enaltecimiento del terrorismo y consideran que aún no ha llegado la auténtica disolución de ETA, la que deben ejercer, a su juicio, las Fuerzas de Seguridad del Estado, al tiempo que señala otra tarea pendiente: que se haga justicia con los atentados no resueltos.

El aniversario llega en medio de dos campañas en las que el recuerdo de ETA se ha mencionado para señalar la «toxicidad» de EH Bildu -la izquierda abertzale actual- como eventual socio parlamentario. 

Estrella Digital

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