Hamed, extraditado a España desde Guantánamo y absuelto en 2006 por el Tribunal Supremo de integrar Al Qaeda, se enfrenta a una petición fiscal de 12 años de prisión junto a Morad Duas Mohamed y Hamsa Lachayi Abdeslam por integración en organización terrorista o, de forma alternativa, a 9 años por adoctrinamiento.
En la sesión de este lunes, la Sala que enjuicia a los tres presuntos yihadistas ha escuchado las peticiones y cuestiones previas de la representante del Ministerio Fiscal, la acusación popular ejercida por la Asociación de Víctimas del Terrorismo y los letrados de los tres acusados.
Concretamente, el de Hamed ha solicitado que los procesados puedan declarar una vez practicada la prueba y puedan sentarse junto a sus abogados durante el juicio, al tiempo que ha pedido que se declaren nulas las grabaciones y registros que supuestamente implican a los acusados.
El letrado ha alegado que muchas de estas pruebas fueron aportadas tarde y por eso ni las defensas han tenido tiempo de examinarlas ni los propios acusados conocen ese material.
La fiscal, que ha sostenido que toda la prueba ya obraba en las actuaciones, ha sugerido la suspensión del juicio para no vulnerar el derecho a la defensa de los presuntos yihadistas, a lo que se han opuesto los tres abogados pues, a su parecer, «dilatar la situación lo único que puede causar es un evidente perjuicio a los acusados».
Finalmente, el presidente del tribunal ha rechazado anular las pruebas o suspender la vista, si bien ha decidido que los acusados declararán al final y al tiempo que se reproducirán las grabaciones y ha fijado para mañana el comienzo de las declaraciones de los testigos.
Según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, los procesados, que se encuentran en prisión provisional, conformaban una «célula estable, homogénea y radicalizada, ideológicamente próxima al Dáesh, dedicada a la captación» de adeptos «dispuestos a llevar a cabo acciones violentas en la línea proclamada por la Yihad», entre ellos menores.
El talibán español, que recibió entrenamiento en tácticas de combate en 2001 en campos de Afganistán, está considerado el líder espiritual de los otros dos acusados, a los que instruyó «acerca de la estructura y funcionamiento de Dáesh, de los distintos modos de llevar a cabo acciones violentas, y de las medidas de seguridad que deben adoptar para evitar ser detectados».
Los tres acusados encaran la misma petición por integración o adoctrinamiento, si bien en el caso de Hamed la fiscal le pide dos años más por el robo de dos motos y a Hamsa cuatro años más por tráfico de drogas, ya que cuando fue detenido se le intervinieron 18 kilos de cannabis.
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