Ha sido la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, quien expresamente ha situado fuera del Consejo de Ministros a los cargos de Unidas Podemos que pudieran sumarse a ese nuevo gobierno.
Calvo ha explicado que Sánchez ofreció a Iglesias «algunos puestos de responsabilidad importante», pero a renglón seguido ha remarcado que «desde luego no son en el Consejo de Ministros», descartando así ministros del partido de Iglesias.
«La oferta que ha hecho el presidente no está ubicada en el Consejo de Ministros», ha insistido Calvo, sino en responsabilidades «políticas y administrativas importantes» en la Administración General del Estado, sin especificar qué tipo de puestos podrían ser los reservados a la formación morada.
Así, la vicepresidenta considera que es ahora a Unidas Podemos a quien le toca contestar «si le convienen o no a sus objetivos que sigamos trabajando en políticas socialistas progresistas».
Las conversaciones no se limitan a la formación morada, porque, según ha recordado, los diputados del PSOE y de Unidas Podemos no suman mayoría absoluta y hacen falta más apoyos.
Un respaldo que hoy se complica más tras el acuerdo de los socialistas navarros con los nacionalistas para dar la Presidencia del Parlamento de Navarra a Unai Uhalde, del PNV.
Y aunque el presidente de UPN, Javier Esparza, ha advertido de las consecuencias que puede tener para la investidura de Sánchez, que se podría facilitar gracias a sus dos escaños en el Congreso, Calvo ha tratado de desvincular ambos ámbitos.
«No tiene que ver Navarra con lo que podamos hacer en la investidura del presidente», ha aseverado, y luego ha insistido en que a la hora de «conformar» este otro acuerdo «todos tienen responsabilidades».
Desde Unidas Podemos, el secretario de Acción de Gobierno, Pablo Echenique, se ha mostrado molesto con el Gobierno por la publicidad de su oferta a Iglesias: «No hay que negociar a través de los medios de comunicación, hay que ser discretos», ha dicho.
Así que no ha querido revelar cómo su partido acoge hoy por hoy la determinación socialista por un gobierno monocolor, más allá de mostrarse dispuestos a «hablar todo lo que haga falta» y puntualizar que «hay que ceder, transigir y llegar a puntos intermedios».
«El tema de los equipos va a al final y estamos preparados para considerar todas las posiciones. La nuestra sabéis cuál es y es muy clara», ha manifestado sobre la aspiración de Podemos a contar con ministerios en el futuro Gobierno de Sánchez.
De manera similar, antes de la declaración de Calvo, la portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, había apostado por un acuerdo de gobierno «completo» con el PSOE que implica «negociarlo todo», es decir, los programas y también los equipos, y volvía a defender la entrada de Unidas Podemos en el Gabinete de Sánchez.
Y mientras la ministra portavoz en funciones, Isabel Celaá, ha reiterado que el Gobierno quiere una investidura «cuanto antes», en julio, destacados socialistas como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente del Congreso, José Bono, han emitido opiniones discrepantes sobre la oferta a Podemos.
Zapatero ha dicho desde Santander que el posible «gobierno de cooperación» a él le «suena bien», aunque ha advertido de que esa fórmula necesita tiempo.
José Bono ha pedido a Iglesias que sea «modesto» y admita que perdió 29 diputados; a su entender, como «aquello de asaltar el cielo ya ha pasado», ahora está «en el purgatorio político» y «de ahí no está bien sacar ministros».
También se han pronunciado el secretario general de CC. OO., Unai Sorgo, quien ha pedido no «demonizar» un posible gobierno de coalición, y el de UGT, Pepe Álvarez, quien no ve negativo que la formación morada se incorporara al Ejecutivo, aunque tampoco le parecería «drámatico» que no entrara.
Estrella Digital