En las elecciones municipales del pasado 26 de mayo, la candidatura socialista que capitaneaba Miguel Comino fue la más votada, si bien empató a ocho ediles con Junts per Sant Vicenç, la coalición de la que forma parte ERC y que lidera Maite Aymerich, que sucedió a Junqueras al frente del ayuntamiento cuando el ex vicepresidente catalán dio el salto al gobierno autonómico.
Para lograr la mayoría necesaria para su investidura, Comino se alió con los tres concejales de Cs, a quienes prometió un sitio en el gobierno municipal en enero de 2020, si antes cumplían una serie de compromisos, como facilitar el presupuesto municipal para el próximo año.
En declaraciones, fuentes socialistas alertan de que, tras la marcha de Gómez, la situación cambia y los números ya no cuadran: «Si Cs pierde un concejal ya no puede garantizar la estabilidad, por lo que el pacto queda suspendido de facto», han defendido.
Este es un diagnóstico que no comparte el coordinador de Ciudadanos en el Baix Llobregat, Josep Maria González, para quien el acuerdo entre socialistas y naranjas mantiene su vigencia aunque ya no sumen mayoría absoluta.
Pese a esta convicción de González, desde el PSC ya se están preparando para el nuevo contexto y están dispuestos a abrir una ronda de contactos con todos los grupos municipales para explorar una alianza alternativa que asegure la estabilidad del gobierno.
En este sentido, el edil que se ha marchado de Cs, Carlos Gómez, sugiere una alianza entre socialistas y comunes, que suman diez concejales, con su apoyo como independiente. Agrega que «no tendría ningún problema» en integrarse en ese eventual gobierno.
Gómez, que ya había sido concejal del PSC en el pasado, ha explicado que decidió dejar el Ciudadanos por el «giro» que ha dado la formación que preside Albert Rivera al acercarse a Vox, con una línea argumental muy similar a la de otros desertores naranjas, como Toni Roldán y Javier Nart.
Por su parte, el coordinador de Ciudadanos en el Baix Llobregat ha contradicho a Gómez y ha negado que el origen de sus discrepancias con el partido fueran ideológicas, sino que «el único argumento es económico ya que quería 10.000 euros más al año».
«Él intentará vender que se ha ido por los mismos motivos que Toni Roldán y el giro a la derecha de Ciudadanos, pero es mentira, con esta persona, mayoritariamente, desde hace tiempo lo único de lo que he hablado con él es de dinero», ha resuelto González.
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