jueves, noviembre 21, 2024
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Una etarra catalana reconoce que trabajó para dos comandos de Barcelona

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El fiscal ha pedido que el tribunal la condene a nueve años de prisión por colaboración con banda terrorista por ayudar a Fernando García Jodrá a huir a Francia cuando fue desarticulado en enero de 2001 el primer comando posibilitando que este liderara la constitución del segundo en junio de ese año.

Por su parte, el abogado defensor ha pedido la absolución de la acusada al estimar que los hechos que ha reconocido no son una mera colaboración sino pertenencia a organización terrorista, un delito por el que ya fue juzgada en Francia y por el que ya ha cumplido condena el pasado 23 de mayo.

Según el fiscal la acusada aprovechó además su trabajo como funcionaria de la Generalitat de Cataluña para acceder a datos de posibles objetivos de ETA a través de su ordenador en los puestos en los que trabajó como auxiliar administrativa en el Instituto Catalán del Suelo y la Subdirección General del Departamento de Política Territorial y de Obras Públicas.

Marina Bernardó ha declarado que cuando fue desarticulado el comando Gaztelugatze estuvo escondida con Fernando García Joldrá dos o tres días hasta que llevó a este en moto a Perpiñán (Francia) aunque ella regresó a Barcelona porque este le comentó que era mas interesante para ETA tener un miembro legal en Barcelona dado que su nombre no había salido durante la operación.

Ha añadido que ella se dedicó a realizar labores de captación de personas para la banda y de infraestructura para buscar pisos en los que se alojaran los etarras que tenían previsto volver a formar un comando en Barcelona tras la desarticulación del Gaztelugatze como así hizo en junio de 2001 García Jodrá al volver desde Francia a la ciudad condal.

Ha añadido que cuando en agosto fue desmantelado el segundo comando, el Gorbea, y detenidos sus integrantes, entre ellos García Jodrá, ella huyó a Francia donde se integró en el aparato de falsificación de ETA además de realizar otras actividades para la banda terrorista hasta que fue detenida en el país galo en noviembre de 2006.

Fernando García Jodrá ha testificado desde el centro penitenciario de Huelva en el que se encuentra cumpliendo condena que Marina Bernardó le ayudó en enero de 2001 a huir a Francia y que ella era miembro de ETA y formaba parte del comando.

Uno de los guardias civiles que participó en las investigaciones ha explicado que la acusada comenzó siendo colaboradora del primer comando pero en el segundo su rol era de integrante del mismo pues incluso usó documentación falsa que le facilitó la dirección de la banda para alquilar un piso franco en Barcelona para los terroristas «con la clara intención de cometer nuevos atentados».

Otro agente ha recordado que en el registro de su puesto de trabajo encontraron en su ordenador búsquedas relativas a generales del Ejército, guardias civiles, jueces, fiscales y funcionarios de prisiones de Cataluña que facilitaba a la organización como posibles objetivos de la banda.

El fiscal ha estimado durante su informe que la acusada ha reconocido hoy en el juicio su actividad de pertenencia a ETA como estrategia de defensa para alegar que ya es una cosa juzgada en Francia.

Sin embargo el representante de la Fiscalía estima que procede imponerle la pena referida porque respecto al primer comando realizó una labor de colaboración y en concreto una puntual de ayudar a García Jodrá a huir a Francia. 

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