Ciudadanos había convocado un Consejo General extraordinario para modificar los estatutos y poder ampliar de 40 a 50 como máximo el número de integrantes de la Ejecutiva Permanente, que ahora estaba formada por 33 personas tras la cuarta y última dimisión, la del portavoz de Hacienda, Francisco de la Torre, el pasado jueves, por no compartir el «no» a la investidura de Sánchez, entre otros motivos.
Ahora son en total 50 incluidos los dos únicos críticos visibles que quedan, el jefe de la delegación europea de Cs, Luis Garicano, y el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, que han estado prácticamente callados desde que Rivera dio por controlada la crisis.
No se hubiera entendido que Rivera los hubiera cesado por el gran peso político que han ganado dentro de la formación naranja con sus recién estrenados cargos, pero es previsible que sus discrepancias queden arrinconadas en este nuevo equipo que suma, entre otros, al abogado del Estado Edmundo Bal, la activista gitana Sara Jiménez, el líder de Cs en Aragón, Daniel Pérez, el exsocialista Joan Mesquida o el que fuera entrenador de baloncesto Javier Imbroda, ahora consejero andaluz.
Todos ellos son «fichajes personales de Rivera para las elecciones de abril y mayo, como también lo son los expresidentes del PP de Madrid y Baleares, Ángel Garrido y José Ramón Bauzá, que también se incorporan ahora a esta dirección, en la que también entró hace unos días el exvicepresidente de Coca Cola Marcos De Quinto.
Una nueva Ejecutiva para una nueva etapa en la que se avecinan fuertes presiones, incluso externas, como la del Financial Times, para que el partido naranja levante su negativa a apoyar la investidura de Sánchez.
Y por eso Rivera no quiere disidencias ni fisuras en la estrategia naranja y así lo ha advertido al dirigirse al Consejo General: «Mientras yo sea presidente habrá democracia, pero mientras yo sea presidente trabajaremos todos a una para que España sea naranja», ha dicho.
El equipo que arranca este lunes tendrá también otra portavoz en sustitución de Inés Arrimadas, la líder de la formación naranja en Cataluña, Lorena Roldán, y portavoz en el Senado que esta semana ha ganado las primarias para ser la candidata a la Generalitat ante un eventual adelanto electoral.
Igual que no ha habido sorpresas en cuanto a las incorporaciones, tampoco las ha habido en los ceses y de los cinco nombres que se caen de la dirección, dos de ellos cuestionaron la decisión de Rivera de no facilitar un gobierno socialista.
Fernando Maura, responsable de Defensa, fue uno de los que votó también en contra de vetar a Sánchez mientras que Orlena De Miguel, al cargo de los temas de Seguridad Vial, se abstuvo en esta controvertida votación del 24 de junio, pero ambos estaban ya bastante apartados de la cúpula.
Según ha explicado Maura a EFE, ayer el secretario general de Cs, José Manuel Villegas le comunicó su cese con el argumento de que había que dar paso a nuevos dirigentes y que él ya no tenía ningún cargo institucional.
Los otros tres son: Matías Alonso, uno de los históricos de Cs y responsable de Defensa; Raquel Morales, responsable de Infancia y Menores, y Antonio Espinosa, de Fomento.
El nuevo sanedrín naranja se ha reunido por primera vez al término del Consejo General, que también ha aprobado la modificación de su reglamento para que estos cónclaves se puedan convocar de manera urgente con una semana de antelación y no quince días.
Ahora falta por determinar cuántas personas formarán parte de la Ejecutiva permanente, que ahora está compuesta por doce dirigentes.
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