El volumen de tráfico aumentará principalmente en las vías convencionales, donde se produjo el 75 por ciento de los siniestros mortales al volante el pasado año, indica Tráfico en un comunicado.
Las fiestas patronales de este fin de semana en una multitud de municipios ha impulsado la puesta en marcha de un operativo de vigilancia con el fin de controlar el cumplimiento de los límites de velocidad para reducir los accidentes y sus consecuencias.
La velocidad destaca como segunda causa de la siniestralidad en las carreteras, puesto que estuvo presente en el 22 % de los accidentes, por delante del alcohol y solo superada por las distracciones.
Los controles se practicarán, además de en los puntos de mayor riesgo, en los tramos en los que se circula habitualmente por encima del límite o donde hay un alto porcentaje de siniestralidad.
La DGT señala que los conductores serán advertidos en los paneles de mensaje variable o en las señales verticales de los controles habilitados a lo largo de la semana.
Para los trayectos de corto recorrido las políticas de movilidad a nivel internacional recomiendan orientar la velocidad en función de la fuerza que el cuerpo humano puede soportar.
50 kilómetros por hora es la velocidad aconsejada en las carreteras convencionales sin separación física de carriles para disminuir los impactos laterales, mientras que la recomendación alcanza los 70 km/h en los casos de choque frontal.
En este sentido, la DGT redujo en enero a 90 km/h la velocidad genérica en las vías convencionales. El 38 % de los accidentes en 2018 fueron por salidas y el 27 % por colisiones frontales, recuerda Tráfico.
Además, la DGT avisa de que las infracciones por exceso de velocidad pueden acarrear multas de 100 a 600 euros, la pérdida de entre dos y seis puntos en el carné de conducir y penas de prisión de tres a seis meses.
A partir de 2022, los vehículos llevarán incorporado un limitador inteligente de velocidad.
Estrella Digital