En total, 399 trabajadores secundaron las cuatro jornadas de huelga convocadas por CGT para este verano (los días 31 de julio, 14 y 30 de agosto y 1 de septiembre).
Frente a ese seguimiento, que la operadora tacha de «prácticamente nulo», Renfe se vio obligada a suprimir más de 4.000 trenes de servicios comerciales y públicos para dar cumplimiento a los servicios mínimos, lo que afectó a cerca de un millón de viajeros.
En concreto, fuentes de la compañía han indicado que en la primera jornada de huelga, la del 31 de julio, la participación fue de un 2,39 %, lo que equivalía a 143 trabajadores.
Este seguimiento fue inferior en el resto de jornadas de huelga, situándose en el 1,94 % el pasado 14 de agosto (102 trabajadores), en el 2,19 % el 30 de agosto (129 trabajadores) y en el 0,76 % (25 trabajadores) en el último paro del 1 de septiembre, según los datos que maneja la compañía ferroviaria.
En cuanto a la participación por sociedades, 249 trabajadores correspondieron a Mantenimiento (el 5,75 %), 142 a Viajeros (un 1,22 %) y 8 a Mercancías (el 0,44 %).
Por su parte, el sindicato cifró entre un 70 y más de un 85 % el seguimiento en las distintas jornadas de huelga y tachó de «abusivos» los servicios mínimos decretados por el Ministerio de Fomento que, según denuncia el sindicato, solo han servido para «cercenar los derechos laborales de las plantillas de Renfe, como es el derecho constitucional a la huelga».
Con estos paros, CGT reclamaba un aumento de las tasas de reposición para lograr una mejora de los servicios, el aumento del derecho a la conciliación familiar, el freno a la externalización de servicios o el derecho a la promoción interna.
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