Ya nadie pone en duda que es imprescindible apostar de una forma decidida por las energías renovables como base de un nuevo modelo energético para sustituir paulatinamente a las energías fósiles y reducir, hasta anular, las emisiones de dióxido de carbono, principal responsable del cambio climático.
«Es el momento de las renovables», ha señalado Carlos del Cañizo, director del Instituto de la Energía Solar (IES), un centro tecnológico y de investigación adscrito a la Universidad Politécnica de Madrid que este año cumple cuarenta años y que fue pionero en el mundo en dedicarse a la conversión fotovoltaica de la energía solar.
Sólo un centro en el mundo, el Deleware Energy Institute estadounidense, había comenzado ya a explorar y explotar las potencialidades de la energía solar, y hoy, las perspectivas de crecimiento de esta forma de fabricar energía, se presentan como «enormes», debido sobre todo a que los costes se han reducido en un 95 por ciento durante los últimos diez años.
Carlos del Cañizo ha subrayado la importante evolución que han tenido otras renovables en España durante los últimos años, como la eólica -que en 2018 aportó casi el 20 por ciento de la energía producida- pero ha insistido en que eólica y solar «no son competencia; son complementarias».
«Cuando no hay sol puede haber viento», ha señalado el director del Instituto de la Energía Solar, para quien la «intermitencia» en la producción y el consumo de las energías limpias va a ser una de las claves del modelo energético en los próximos años.
En ese sentido, ha subrayado la contribución que la ciencia y la tecnología han hecho durante los últimos años, para abaratar costes y conseguir que la solar sea ya una de las más eficientes formas de energía, y ha asegurado que aunque su porcentaje en el «mix» energético mundial es todavía bajo es, con diferencia, la que más ha crecido durante los últimos años.
En España, la solar fotovoltaica lideró el pasado año la creciente expansión de las energías renovables y es ya más barata que la energía generada por las plantas de combustibles fósiles; una senda imparable que a juicio del responsable del IES va a continuar durante los próximos años y décadas.
Los retos científicos y tecnológicos son evidentes; más cuando todas las centrales de carbón españolas se van a ir clausurando durante los próximos años y cuando en el horizonte se vislumbra también el cierre de las centrales nucleares conforme vayan acabando su vida útil. Los retos son evidentes «y la urgencia es patente», ha afirmado Carlos del Cañizo.
La ciencia y la tecnología española están preparadas para afrontar esos retos, ha asegurado el director del Instituto de Energía Solar, quien ha recordado que durante sus cuarenta años de vida este centro ha formado a casi 150 doctores y ha estrechado la colaboración con algunas de las instituciones más prestigiosas y punteras del mundo, como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o el Imperial College londinense.
Y como ejemplo de esa formación y preparación, Carlos del Cañizo se ha referido a los «hitos» ya conseguidos por el centro que ahora dirige, y entre ellos la «célula solar bifacial» que desarrolló este instituto a finales de los 70 y dio lugar a la creación de la pionera y emblemática empresa «Isofotón», que fue referencia durante más de treinta años pero acabó siendo fagocitada por la competencia asiática.
Fue también este Instituto el que propuso la «célula solar de banda intermedia» -a finales de los años noventa-, un desarrollo que propició un enorme salto en la eficiencia de la energía solar y que atrajo la atención de más de 150 centros de I+D de todo el mundo para abrir líneas de investigación en ese sentido.
Carlos del Cañizo ha repasado algunos de esos hitos y la importancia que han tenido para el sector, y se ha mostrado convencido de que ahora, con una legislación (europea y nacional) más clara y propicia al desarrollo del autoconsumo, la energía solar fotovoltaica va a ser indispensable en el mix energético e imprescindible para reducir las emisiones de dióxido de carbono y combatir el cambio climático.
Estrella Digital