El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y el expresidente de la ANC Jordi Sànchez, ambos en prisión preventiva desde hace más de 700 días y a la espera de conocer la sentencia que dicte el Tribunal Supremo, han llamado al soberanismo a «seguir manteniendo viva la semilla de la no violencia».
En una carta conjunta hecha pública la víspera del segundo aniversario del 1-O, Cuixart y Sànchez señalan que «no hay nada que desnude más la violencia del Estado que el hecho de que la nuestra sea una actitud tan contundente, masiva e imaginativa como pacífica».
Apuntan en la misiva que «la no violencia es la clave de bóveda que sostiene» la causa independentista, aunque advierten de que la no violencia no equivale a «pasividad, renuncia o inactividad».
La no violencia, a su entender, permitió «doblegar la decisión de todo un Estado de prohibir votar e hizo inútil todos los esfuerzos de los poderes del Estado y de sus altavoces mediáticos por vincular la defensa del derecho a la autodeterminación y el proceso soberanista a la violencia».
«El 1-O aprendimos cómo de poderosa es la práctica de la no violencia», prosigue el texto, que asevera que «la única violencia» vivida en Cataluña desde el otoño de 2017 «es la que ha amparado y promovido el Estado».
En alusión velada a las detenciones de miembros de los CDR acusados de terrorismo y a las peticiones de Pedro Sánchez de que el soberanismo condene la violencia, los dos presos independentistas indican: «No tenemos ningún problema en denunciar una y mil veces la violencia y defender que el único camino por donde el soberanismo debe seguir transitando es el de la no violencia».
Sin embargo, apuntan que no aceptan «lecciones de quienes amparan la violencia desde el Estado, de los que niegan a todos los independentistas el derecho a la presunción de inocencia y, aún menos, de aquellos que sin escrúpulos ni moral manipulan imágenes y víctimas del terrorismo de hace casi treinta años para hacerse un espacio en la pugna electoral», en referencia implícita a Cs.
Cuixart y Sánchez piden a la ciudadanía «no dejarse llevar por la rabia del momento» y advierten de que «el presente es duro y probablemente las sentencias y las próximas decisiones judiciales y policiales todavía lo harán más amargo».
Denuncian asimismo el «relato criminalizador» contra los CDR y el independentismo en general y dicen «compartir la indignación por estos hechos», aunque animan a «no resignarse» y a «mantener bien viva la llama de las legítimas aspiraciones nacionales y democráticas.
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