Será la décimo quinta campaña de unas generales, la segunda de una repetición electoral y la primera que dura solo ocho días -gracias a la reforma que, tras la experiencia de 2016, impulsaron los partidos para acortar este periodo cuando se repiten los comicios-.
Y será una campaña presidida por la incertidumbre, en todos los sentidos. Porque incierto es el contexto y mucho más el resultado posible.
Aunque son muchos los interrogantes, éstas son algunas de las claves para seguir el esprint final hasta la cita con las urnas:
VENCER EL ABURRIMIENTO, LLAMAR A LA MOVILIZACIÓN
Si ya es habitual invocar la movilización en una campaña electoral, esta vez el llamamiento va a ser más intenso que nunca, porque los partidos son conscientes del hartazgo general que provoca la política.
Según aseguraba el CIS en un sondeo realizado ya antes de la investidura fallida de Pedro Sánchez a finales de julio, la desconfianza y el aburrimiento eran entonces los dos sentimientos que más despertaba la política.
Y aunque la macroencuesta del CIS de esta semana muestra que solo un 10 por ciento tiene claro que se va a quedar en casa y un 5 por ciento está pensando también en abstenerse, el miedo a que la participación sea mucho más baja que en otras ocasiones está ahí.
Sobre todo porque quienes admiten que no piensan ir al colegio electoral ponen el hartazgo como la primera de sus razones.
Así que en la última semana nos cansaremos de escuchar a los candidatos lo importante que es esta cita y lo importante que es votar para salir del bloqueo.
CATALUÑA
Todo lo que está ocurriendo en Cataluña desde que se conoció la sentencia que ha condenado a los principales líderes del «procés» está afectando a la campaña.
Es difícil calcular el efecto que tendrá en las urnas, pero desde luego buena parte de los discursos de los candidatos se dedican a la tensión y la violencia en las calles, la respuesta de la Generalitat y del Gobierno y el debate sobre si deben tomarse o no medidas extraordinarias.
Los sondeos apuntan a un beneficio directo para el independentismo catalán y, del otro lado, para los partidos que piden más mano dura frente al separatismo, especialmente para Vox.
Aunque no todos lo ven así, porque ayer mismo Pedro Sánchez sugería en una entrevista que lo que está ocurriendo en Cataluña no tiene por qué afectar negativamente al Gobierno.
Ley y diálogo, en ese orden, prometen los socialistas; el PP reclama la aplicación inmediata de la Ley de Seguridad Nacional; Ciudadanos un nuevo 155 que conlleve el cese de Quim Torra y Vox más allá prometiendo la detención inmediata del presidente de la Generalitat, mientras Podemos propone un pacto España-Cataluña que incluya indultos a los presos.
Unos y otros seguirán defendiendo sus posturas a medida que avanzan estos días que son, sobre todo, imprevisibles sobre lo que pueda seguir pasando en Cataluña.
NUEVOS ACTORES
La crisis secesionista, precisamente, ha provocado la decisión de la CUP de presentarse por primera vez a unas generales para convertir el Congreso en «campo de batalla» de este «conflicto».
Los sondeos dicen que entrará en la Cámara Baja, como también se espera que lo haga el partido de Íñigo Errejón, Más País.
Y aunque las encuestas les dan a ambos una representación pequeña, está claro que sus votos dejarán de ir a otros partidos y pueden influir, y mucho, en el reparto final de escaños en varias provincias.
Tampoco hay que olvidar otras apuestas más modestas, pero que pueden ser muy relevantes en sus circunscripciones, como Teruel Existe, la plataforma que se presenta por primera vez a unas elecciones con el objetivo de que esta despoblada provincia consiga «poder político».
ECONOMÍA
Pero no todo son conflictos territoriales que resolver o hastíos ciudadanos que afrontar. A nadie se le escapa el enfriamiento de la economía y el miedo a una nueva recesión, y los candidatos despliegan sus fórmulas para combatirla.
El discurso económico se escucha sobre todo en los dos grandes partidos: Pedro Sánchez promete políticas que encaren una nueva crisis de forma justa y no como lo hicieron los ‘populares’, mientras Pablo Casado recalca una y otra vez que el PP es el único que saca al país de sus recesiones.
Cualquier dato es utilizado a favor o en contra, y no digamos ya el hecho de que el país sigue funcionando con los últimos presupuestos elaborados por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Así que los candidatos utilizan los indicadores económicos según les convenga en sus discursos mientras los agentes económicos aprovechan como siempre la coyuntura para pedir estabilidad política y lanzar sus demandas a los partidos.
VOLATILIDAD
Todos cruzan los dedos ante tanta incertidumbre. Porque hay una sensación compartida en esta campaña: La de que son muchas las variables encima de la mesa y muchas las tensiones. Y cualquier detonante de estos días puede inclinar la balanza hacia un lado u otro.
Estrella Digital