Felipe VI y doña Letizia viajarán el día después de las elecciones generales que han dejado un panorama político complicado para poder formar en breve un Gobierno.
La agenda de la visita no comenzará hasta el martes, cuando serán recibidos por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, e incluye hasta una veintena de actos de carácter institucional, económico y cultural.
Además de La Habana, los reyes visitarán Santiago de Cuba, a donde se trasladarán en la última jornada del viaje, el jueves 14 de noviembre, para rendir homenaje a los militares españoles caídos en dos de las batallas decisivas de la guerra contra Estados Unidos y que supusieron el fin del imperio colonial de España.
Fuentes diplomáticas consideran que con esta visita se corrige una «anomalía» en las relaciones bilaterales y se logra su normalización.
Rechazan asimismo las críticas de partidos como el PP, Ciudadanos y Vox en las que reprochan al Gobierno que obligue a los reyes a hacer ahora este viaje, y, frente a ellas, subrayan que el momento elegido es consecuencia de la conmemoración del quinto centenario de la capital cubana.
De la misma forma, desde el Gobierno se niegan las interpretaciones de que suponga un respaldo al régimen cubano.
«El viaje no es una manifestación de apoyo a nada, sino -insisten las fuentes citadas- una normalización de relaciones con un miembro de la comunidad iberoamericana».
No está previsto que el rey mantenga un encuentro con disidentes del régimen cubano, pero sí con representantes de la sociedad civil como intelectuales, cuentapropistas y periodistas independientes para conocer su visión sobre la situación del país.
Felipe VI y doña Letizia estarán acompañados en este viaje por el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.