El Pacto Atlántico «no es sólo la OTAN, no es sólo un presupuesto de Defensa» que pueda ser aumentado o no, «sobre todo es un pacto político, que une a aliados que comparten los mismos valores y principios y de defensa de las libertades, de la democracia, de los derechos humanos, de la prosperidad y la estabilidad», ha asegurado.
Por ello, es fundamental reformarlo y reforzarlo para que mantenga su vigencia, ya que las opciones de seguridad de la Unión Europea al margen de la OTAN serían mucho más costosas e inseguras, ha advertido.
Aznar ha hecho estas consideraciones en la presentación de un estudio de FAES sobre «La Alianza Atlántica 70 años después: de la reforma a la refundación», donde ha subrayado que «la defensa de Europa es hoy inimaginable sin la Alianza Atlántica».
Si la desconfianza entre los aliados, la falta de interoperabilidad de sus fuerzas y la escasa inversión en material es grave, más importante es, según Aznar, la falta de una visión común sobre su utilidad e importancia.
Así, el informe de FAES y su presidente advierten del peligro de centrar el debate sobre el futuro de la OTAN en una cuestión presupuestaria ya que «sin una visión estratégica, da igual tener recursos», ha dicho Aznar.
A su juicio, «la conjunción de atlantismo, europeísmo y orden liberal es la más deseable y provechosa para afrontar el futuro complicado que tenemos delante».
El analista y coordinador del informe Florentino Portero ha planteado que «la Alianza Atlántica nació con vocación de perpetuidad, y se ha mantenido mientras no cuestionamos el orden liberal», pero que, en estos momentos y «sin una estrategia común, la Alianza se difuminará paulatinamente».
«Sólo con el liderazgo de Estados Unidos, con un nuevo concepto estratégico y con el regreso a las inversiones en Defensa será posible su pervivencia», ha señalado.
El informe señala que desde la pérdida de la amenaza directa del comunismo, la Alianza había sufrido un «grave deterioro» y que, en los últimos diez años, «nos encontramos en un entorno mucho más complejo en el que la OTAN no acaba de encontrar su sitio» y en el que las diferencias internas de los aliados «generan desgaste y falta de credibilidad».
«Setenta años después de su fundación, la Alianza es más débil, al tiempo que la OTAN se ha burocratizado y subrayado su vocación por la seguridad», considera el informe.
En un momento de cambio a una nueva época, la Alianza corre el riesgo de quedar relegada a un papel secundario salvo que sus integrantes afronten con decisión su refundación.
Para lograrlo será preciso una reflexión en profundidad sobre la composición, utilidad y credibilidad de una Alianza regido por un nuevo concepto estratégico que recoja el conjunto de riesgos y amenazas y proponga alternativas viables y compartidas.