Fuentes de la dirección del grupo parlamentario socialista han destacado que la semana pasada contactaron de «manera no oficial» con el PP para tantear este escenario, es decir, apartar a la formación de Santiago Abascal de los órganos de dirección y gestión parlamentarias.
De todos ellos, el más importante es la Mesa, pues entre sus cometidos se encuentra decidir qué proposiciones de ley de los grupos se debaten, cuáles se postergan y cuáles se descartan; en otras palabras: la agenda legislativa.
Los partidos que ostenten la mayoría de la Mesa orientarán esta agenda: por ejemplo, en la XII legislatura el PP y Cs tuvieron cinco de los nueve puestos del órgano y provocaron que varias proposiciones del PSOE y de Unidas Podemos no llegaran siquiera a tomarse en consideración en el pleno.
En la pasada legislatura, la XIII, esa mayoría viró al PSOE y a Unidas Podemos, que se hicieron con cinco puestos, y entonces pudieron ser decisivos para fijar la escasa agenda legislativa de dicha legislatura pasada.
Pero las elecciones del 10 de noviembre han desembocado en una representación parlamentaria diferente, básicamente porque Vox ha pasado de 24 a 52 escaños.
Los de Abascal quieren hacer valer su rédito electoral, por lo que, cuando toque hablar del reparto de puestos de la Mesa, transmitirán al PP sus intenciones, que son dos cargos, han indicado fuentes de este partido.
Los contactos entre Vox y los populares no se han producido aún, tal y como sostienen fuentes de ambas siglas, pero sí entre el PSOE y el PP, al menos uno de carácter «oficioso».
Las fuentes de la dirección parlamentaria socialista volverán a hablar con la popular la semana que viene y hará una oferta más concreta: su disposición a acordar puestos en la Mesa con el fin de mantener la actual composición del hemiciclo por bloques izquierda-derecha, pero con un matiz ineludible: dejar fuera a Vox.
Ello supondría reproducir prácticamente la composición de la Mesa de la anterior legislatura: cinco puestos para la izquierda, PSOE y Unidas Podemos, y cuatro para la derecha, el PP y Cs.
Los números dan porque la única vía que permite la exclusión de Vox es evitar que el PP pacte con ellos. Dicho de otra forma: Vox sólo puede entrar en la Mesa si el PP les presta un determinado número de sus 89 escaños.
La Presidencia será previsiblemente del PSOE, pero a partir de aquí hay que designar a cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios mediante sendas votaciones: salen elegidos los que tengan los cuatro resultados más altos.
Vox por sí solo no puede aspirar ni a vicepresidencias ni a secretarías, pero si acuerda repartirse algunos puestos con el PP, la suma de 89+52 se lo asegura. Si se añaden los diez diputados de Ciudadanos, más fácil.
La dirección socialista es consciente de ello y ha planteado varios escenarios, pero uno de ellos comienza a mostrarse nítidamente: el PP no participará en lo que llaman «cordones sanitarios» a Vox, pero puede que tampoco quiera votar con Vox.
Si es así, los populares se quedarían solos en la Mesa, probablemente dos puestos de nueve, por lo que en ese caso el PSOE les transmitirá que están dispuestos a darles parte de sus 120 escaños para garantizar que tengan más, incluido, si cabe, alguien de Ciudadanos.
Al tiempo que hable con el PP, la dirección socialista en el Congreso, apuntan sus fuentes, hablará con todos los demás partidos la semana que viene.