El argumento es que Rato está pendiente de la sentencia del juicio por la salida a bolsa de Bankia en la que la Fiscalía Anticorrupción pidió para él una pena de ocho años y medio de prisión por falsedad contable y estafa a inversores.
Sin embargo, desde su entorno consideran que el tercer grado no puede depender del devenir de este caso pues hacerlo supone vulnerar la presunción de inocencia que acompaña al acusado.
Desde Instituciones Penitenciarias explican que en noviembre se revisó si Rato podía optar al tercer grado, pero entonces se le denegó porque no había cumplido una cuarta parte de la pena.
Ahora no habría obligación de revisarlo hasta mayo y, aunque la junta de tratamiento de la prisión puede decir volver a revisar el tercer grado, no parece que vaya a hacerlo antes de mayo porque Rato tiene pendiente una nueva sentencia por la salida a bolsa de Bankia.
Este hecho le convierte en el único de los condenados por las «black» que sigue en prisión a pesar de haber cumplido un cuarto de su pena el pasado 8 de diciembre.
La semilibertad o tercer grado, por lo general, se suele conceder a los reos que, como el exministro, hayan cumplido al menos un cuarto de su condena, aunque también puede decretarse a tenor de otros aspectos como la personalidad y el historial individual, familiar, social y delictivo del interno, la duración de las penas o el medio al que retorna.
Hasta el momento Rato ha tenido permisos extraordinarios y ordinarios -entre otros motivos, para acudir a revisiones médicas- y varias visitas como premio por su buena conducta.
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