Será probablemente en otoño -aunque sin descartar el final de la primavera- y lo primero que se encontrarán los ciudadanos en las papeletas es si el propio presidente Feijóo trata de emular a Manuel Fraga y opta a la que sería su cuarta mayoría absoluta consecutiva tras las conseguidas en 2009, 2012 y 2016.
Fraga consiguió ganar las elecciones por mayoría absoluta en 1989, 1993, 1997 y 2001. En 2005, pese a ganar las elecciones con una mayoría holgada de diputados respecto a cada uno de los otros dos partidos con representación -PSdeG (25) y BNG (13)- se quedó a un diputado de los 38 necesarios para la absoluta, por lo que fue desalojado del poder por la coalición de gobierno entre socialistas y nacionalistas.
Antes de la fecha de las elecciones, en cualquier caso, el actual presidente gallego despejará la incógnita de si se presenta o no, lo que ocurrirá en principio en primavera, al igual que ya ocurriera en 2016.
En caso de repetir, de todos modos, seguirán siendo los gallegos quienes decidan si quieren un cambio de presidente en caso de que Núñez Feijóo no alcanzase como mínimo los 38 diputados necesarios que garantizan la mayoría absoluta.
En 2009 consiguió 38 actas, tras perder una después del escrutinio del voto emigrante, y tanto en 2012 como en 2016 revalidó y amplió su mayoría hasta las 41 actas de las 75 que componen la Cámara gallega.
Tras sus declaraciones contundentes en 2016 y 2017 e incluso en una parte de 2018 -cuando renunció a intentar liderar el PP tras la renuncia de Mariano Rajoy- en las que aseguraba que su ‘contrato’, como lo denominaba, con Galicia concluía a finales de 2020, Núñez Feijóo ha pasado a señalar que será en la próxima primavera cuando el partido elija a su candidato.
Atendiendo a los resultados de las cuatro elecciones realizadas en Galicia en 2020 -las generales de abril y noviembre y las municipales y europeas de mayo- la abstención y la división de voto tradicional del PP, con opciones como Ciudadanos y Vox, serán dos elementos a tener en cuenta para las aspiraciones de la formación de Núñez Feijóo -se presente o no- para seguir en el Gobierno gallego.
Ciudadanos se hundió en Galicia al igual que en el conjunto de España en los comicios de noviembre y perdió a sus dos únicas diputadas, logradas siete meses antes, mientras que su representación es inexistente en el Parlamento autonómico y testimonial en los ayuntamientos.
Vox, en cambio, logró subir casi 30.000 votos y superó las 100.000 papeletas, si bien tampoco tiene presencia en la Cámara gallega ni en los ayuntamientos.
En las generales de abril el PSdeG, encabezado por Gonzalo Caballero, que ya es el candidato a las elecciones gallegas -se celebren cuando se celebren- consiguió por primera vez ser la primera fuerza en Galicia, por delante del PP; lo que repitió un mes después en las elecciones europeas.
En cambio, en las elecciones municipales de este mismo día de mayo fue el PP la primera fuerza en Galicia, con un empate técnico con el PSdeG en cuanto a número de votos; una situación muy similar -menos de un punto y 10.000 votos de ventaja- a la que se produjo en las generales de noviembre.
Los socialistas confían en mantener y superar esta barrera del medio millón de votos -inédita desde marzo de 2009 y que no llegó para mantener la Xunta- y en que las diferentes formaciones como Podemos, Esquerda Unida y Anova, además de En Marea, se presenten finalmente como se presenten, así como el BNG puedan aportar los diputados necesarios hasta sumar 38 actas.
Precisamente la forma en que las diferentes fuerzas del autodenominado espacio rupturista se presenten y con qué candidatos es otra de las incógnitas que los gallegos verán despejada en los próximos meses.
Quien sí tiene candidata, a falta de ser ratificada, es el BNG, que presentará de nuevo a Ana Pontón, con una formación nacionalista en ligero ascenso, que le ha permitido volver a colocar a un diputado en el Congreso tras los fracasos de 2015, 2016 y abril de 2019.
Estrella Digital