En este contexto acuden los ministros este sábado a su primera cita informal en la finca de Quintos de Mora, en Toledo, organizada, según indican fuentes del Ejecutivo, para «engrasar» la relación política y personal entre los miembros del Gobierno de coalición, muchos de los cuales se estrenan como ministros.
No se trata solo de buscar un acercamiento entre los ministros socialistas y los de Podemos porque hay también socialistas que no se conocían entre ellos, recuerdan.
En el Gobierno aseguran que Sánchez está muy contento desde la investidura y desde que conformó el Ejecutivo de coalición. Y en estas primeras semanas es general la satisfacción que muestran los ministros socialistas, sobre todo los que ya estaban en el Gobierno, con la entrada de Podemos.
Una sensación compartida en las filas moradas, donde destacan la generosidad del presidente y la coordinación que ha promovido en estas primeras semanas, en las que ha compartido información y ha dado acceso a Iglesias a las reuniones con su círculo de confianza.
No ha habido, aseguran en el Gobierno, tiranteces en estos comienzos, y están convencidos de que Iglesias y los demás ministros de Podemos van a ser leales a Sánchez y al conjunto del gabinete.
Una lealtad que Iglesias prometió a Sánchez durante la firma del preacuerdo de Gobierno. Ya entonces avisó a la militancia de que en esta nueva etapa tendría que «comerse sapos» y no ha tardado en constatar que, como él mismo aseguraba, «gobernar es cabalgar con contradicciones».
Como la que supuso para Podemos apoyar a Sánchez en su propuesta de nombrar como fiscal general del Estado a la exministra Dolores Delgado después de haber pedido su dimisión por haberse reunido con el comisario Villarejo.
Más vistosos fueron los aplausos que brindaron los ministros de Unidas Podemos al rey Felipe VI en la apertura oficial del curso político, en contraste con lo que hicieron en 2016 por sus convicciones republicanas.
Un gesto propio de su nuevo rol, justificó en una entrevista la ministra Irene Montero, que dijo que si para subir el salario mínimo (SMI) o aprobar una ley contra las violencias sexuales «hay que aplaudir al rey» los ministros de Podemos lo harán.
Los aplausos muestran el nuevo perfil institucional que Podemos ha asumido desde su llegada al Consejo de Ministros. Un comportamiento que ha llegado solo, sin necesidad de que los socialistas tuvieran que pedirlo, como apuntaba el lunes una ministra del PSOE.
Esta semana Podemos tuvo que salir a rectificar no haber apoyado la petición de que se publicase el historial de Billy el Niño, un antiguo miembro de la policía franquista a quien Iglesias ha pedido retirar las condecoraciones. Matización de la que, según fuentes parlamentarias, se avisó previamente a los socialistas.
Lo cierto es que no se ha producido ningún incidente protagonizado por los ministros de Podemos ni que refleje desencuentros entre los dos partidos de la coalición.
Las polémicas que ha vivido este Gobierno desde su conformación a principios de enero han llegado sobre todo de la mano de ministros socialistas, y en Podemos han cerrado filas con José Luis Ábalos en su polémica sobre el encuentro con la vicepresidenta venezolana así como con las rectificaciones sobre la constitución de la mesa de diálogo con Cataluña.
Aunque una explicación la encuentran en Moncloa en la propia estructura del Ejecutivo ya que los ministerios de Podemos tienen mucho menos peso que los socialistas. Una fuente del Ejecutivo apuntaba a ese respecto que el partido de Iglesias, en realidad, solo tiene «ministerio y medio».
Moncloa se está esforzando estos días por hacer llegar a la ciudadanía el mensaje de que el Gobierno está, por fin, a pleno rendimiento, que está, como dijo el martes la portavoz, María Jesús Montero, «desplegando toda la acción ejecutiva sin perder un minuto».
Montero enumeró así las medidas que el nuevo Ejecutivo ha tomado en poco más de dos semanas, entre ellas la actualización de las pensiones y el alza salarial de los empleados públicos, así como la subida del SMI u otras medidas que han sido necesarias por la propia coyuntura, como las primeras actuaciones para paliar los daños del último temporal.
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