Tras una hora y media de reunión este lunes en la Moncloa, a la que Casado no era convocado desde el 16 de diciembre cuando Sánchez lo citó para pedir su apoyo para la investidura, el Gobierno ha constatado a través de un comunicado que persistía la situación de «bloqueo» que atribuye exclusivamente a la actitud del PP.
El propio Sánchez salio posteriormente en Twitter para reprochar que Casado ha dejado claro que «o se hacen sus políticas o España no puede contar con el PP» y reiterar que debe «salir del bloqueo y hacer una oposición leal».
En su comparecencia ante los medios, Casado ha atribuido cualquier tipo de bloqueo a la actitud del Gobierno y ha hablado de una reunión «cordial», además de asegurar que mantiene la «mano tendida» para los acuerdos de Estado, siempre que haya un cambio total de las políticas de Ejecutivo.
Más allá de nombrar cada uno a sus interlocutores para hablar sobre el pacto de Toledo o la reforma educativa, en el resto de los temas sigue sin haber acuerdo ni perspectiva de él. Cuestiones como la renovación de la cúpula judicial o el conflicto catalán, sobre el que las posturas están aún más alejadas, han quedado como estaban.
De hecho, Casado ha puesto como condición para negociar los pactos que ha ofrecido a Sánchez, entre ellos un posible apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, que el Gobierno «renuncie» a la mesa de diálogo con la Generalitat y rompa cualquier tipo de relación con los independentistas, así como cambios en su política económica.
La portavoz del Gobierno, María José Montero, en la rueda de prensa tras la reunión, ha acusado a Casado de perjudicar a las instituciones por su actitud «negacionista» y «obstruccionista» sobre la renovación de los órganos constitucionales, como el judicial.
La ministra ha considerado que es «tremendamente irresponsable» que Casado vincule la renovación de estos órganos con condiciones como renunciar a la mesa de diálogo con el Govern, a nombrar a Dolores Delgado fiscal general o a reformar el Código Penal.
Y ha añadido que «no engaña a nadie» ofreciendo negociar unos presupuestos con las premisas de las políticas del PP, por lo que sus palabras sobre tender la mano son «huecas» y no es cierto que haya mostrado esa disposición durante su encuentro con Sánchez.
Así, mientras Casado ha insistido que ahora «la pelota está en el tejado de Sánchez», desde el Gobierno no consideran que haya puesto sobre la mesa ningún acuerdo en firme y no han reclamado, a su vez, que el líder de la oposición regrese «a la responsabilidad y la política útil».
Por ambas partes han insistido en que mantendrán «la mano tendida» para alcanzar acuerdos de Estado, pero esas manos parece que continúan, tras la reunión de hoy, demasiado alejadas como para llegar a estrecharse en un futuro próximo.
En agenda no hay ningún nuevo encuentro en perspectiva, más allá de que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición seguirán viéndose las caras en el Congreso, la próxima este mismo miércoles en la sesión del control al Ejecutivo.
Casado preguntará a Sánchez si «¿ha renunciado el Gobierno a reducir el desempleo que sufren más de 3 millones de españoles?», con lo que insistirá en sus críticas en materia de política económica.
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