En una entrevista, Millo, que acaba de publicar el libro «El derecho a saber la verdad. El testimonio del delegado del Gobierno en la Cataluña del 155» (Península), se ha mostrado muy escéptico en relación con la mesa de negociación que celebró el pasado 26 de febrero en la Moncloa su primera reunión de trabajo.
En su opinión, esta mesa de diálogo «no tiene posibilidades de éxito, porque no se dan los dos principios fundamentales» para que pueda resultar fructífera.
En primer lugar, ha destacado, el Gobierno de Sánchez no debería renegar del apoyo que el PSOE prestó en octubre de 2017 a la aplicación del artículo 155 de la Constitución «en defensa de la democracia y de la ley».
El Ejecutivo del PSOE y Podemos, según Millo, «no debería moverse de ahí ni alimentar expectativas que sabe perfectamente que no se pueden cumplir, porque generan confusión y enredo».
En segundo lugar, según ha remarcado, a esta mesa acuden «personas que siguen sin reconocer que lo hicieron mal» al impulsar el referéndum unilateral del 1-O y la posterior declaración unilateral de independencia.
JxCat y ERC, además, «están diciendo públicamente que lo volverán a hacer cuando tengan la oportunidad y se reorganicen», ha denunciado el exdelegado del Gobierno de Mariano Rajoy en Cataluña.
«Ante esta situación, ese diálogo no es factible, porque no se da dentro del marco del respeto a la Constitución y a la ley. En estas condiciones, tal y como está planteada, es una mesa de diálogo que está condenada al fracaso», ha insistido.
Para Millo, «lo más preocupante es que el Gobierno español actual, fruto inicialmente de una moción de censura que tuvo el apoyo de aquellos que habían impulsado aquel golpe a la democracia», está generando «expectativas que sabe perfectamente que no tienen recorrido».
Millo ha recalcado que «la primera cosa que hay que aceptar son las reglas del juego» democráticas, y «los independentistas sentados a esta mesa no tienen ningún interés en respetarlas ni en cumplirlas».
A su entender, JxCat y ERC «están ganando tiempo para reorganizarse, rehacerse y volver a intentarlo» en el futuro.
«No veo un posicionamiento claro por parte del Gobierno español que le deje meridianamente claro a todo el mundo que este camino no tiene recorrido», ha añadido.
Millo, que en su libro relata la relación cordial que mantenía con el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont hasta sus primeros meses como delegado del Gobierno, ha explicado que esa relación se fue deteriorando a medida que se acercaba el 1-O.
«La buena sintonía que había se rompe cuando compruebo que, en este diálogo que intenté establecer, la otra silla estaba vacía», ha afirmado.
Según Millo, «no había nadie al otro lado que aceptase dialogar sinceramente y con lealtad a la Constitución y al Estatut para buscar soluciones».
«Llegué a la conclusión de que, para los líderes independentistas, el diálogo en sí era un peligro: si entraban a dialogar había el riesgo de llegar a un acuerdo, y si llegábamos a un acuerdo el proceso se había acabado. No tenían interés en hablar de nada que no fuese la autorización de un referéndum», ha afirmado.
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