«La derecha tiene perdidas las elecciones, da igual como se presente; si hay movilización de todo ese voto de país, inconformista y harto de ver cómo Galicia sigue perdiendo oportunidades podemos hacer historia», explica Pontón en una entrevista con Efe en la que defiende que el voto al BNG es el único que garantiza «un cambio real, no sólo un cambio de caras».
De este modo, la portavoz nacional del BNG se ofrece como una alternativa «ilusionante y de color» frente a la Galicia «en blanco y negro» de un PPdeG que «comparte el proyecto de la extrema derecha» y que, en caso de necesitar su apoyo, «van a pactar».
«Casi me jugaría un dedo a que Núñez Feijóo pactaría con Vox en caso de necesitarlo», sentencia Pontón, quien entiende que el candidato del PPdeG es también «el de todo el pack de la derecha».
La oferta política del BNG parte de la idea de que Galicia «puede dar mucho más de sí» y se encuentra ante la posibilidad de «dar un gran salto» en estas elecciones «dejando atrás el sucursalismo y el absolutismo» con la garantía de tener «las manos libres» para poner en marcha «las medidas que necesita este país».
«Somos una fuerza con las ideas claras, con unidad y cohesión interna y con seriedad a la hora de afrontar nuestra responsabilidad: la gente ve que el BNG es un partido que en los ayuntamientos presenta programas transformadores, innovadores y transgresores, un bagaje que queremos llevar a la Xunta», prosigue.
La candidata prefiere tomarse «con mucha precaución» las encuestas de cara a las elecciones del 5 de abril, que abren la puerta a la posibilidad de que el PPdeG pierda su mayoría absoluta y que sitúan al BNG, en el mejor de los casos, muy cerca del PSdeG, la primera fuerza dentro de la oposición.
«Estamos viendo encuestas de todos los gustos pero, en todo caso, lo que sí que percibo es que el BNG es una fuerza política al alza», insiste Pontón, quien hace un llamamiento a que «nadie se quede en su casa» y se compromete a trabajar «con seriedad y entusiasmo» para «no defraudar a nadie».
Cuestionada sobre el último ejemplo de un Gobierno monocolor del PPdeG, la líder nacionalista ha defendido el bipartito de PSdeG y BNG entre 2006 y 2009 como un Ejecutivo que, «con todos los errores que pudo cometer, le da mil vueltas al Gobierno de Feijóo».
«Un Gobierno hay que valorarlo por la eficacia de sus políticas, no por el número de partidos que lo integran; efectivamente, (el bipartito) no fue perfecto, pero aprendimos de esos errores y hoy somos más fuertes y estamos mejores preparados», precisa.
En todo caso, Pontón ha añadido que «tenemos un Gobierno monocolor y monopartito» que «no tiene proyecto» y está «siempre pendiente de Madrid», lo que le ha impedido «poner freno a la emigración juvenil, ofrecer una solución para la industria electrointensiva o salvaguardar la sanidad».
El sistema sanitario está siendo, precisamente, uno de los temas centrales de la precampaña: primero, con las movilizaciones contra el cierre del paritorio del hospital comarcal del municipio ourensano de Verín y, posteriormente, con la crisis del coronavirus.
«Esta crisis nos está sirviendo para ver lo relevante que es tener un sistema sanitario público fuerte», explica la líder del BNG, que hace un llamamiento a la «unidad» y a la «tranquilidad», para lo que se ha puesto «a disposición de la Xunta» para concretar «cualquier medida que sea necesaria», siempre «siguiendo criterios científicos».
El BNG también insiste en esta campaña en sus demandas históricas, como la de un concierto económico similar al vasco o al navarro que permita a Galicia recaudar sus propios impuestos.
Otra cuestión en la que pone el acento la formación nacionalista es la de las transferencias competenciales, siendo «la primera» a apuntalar la de la autopista AP-9, que figura en el acuerdo de investidura entre PSOE y BNG, un texto que supuso «un paso adelante muy importante en el papel de Galicia dentro del Estado».
«Galicia pasó de años de irrelevancia a condicionar la conformación del Gobierno central con un acuerdo muy ventajoso para el país», prosigue Pontón, quien espera acabar con un PPdeG que «boicotea el incremento competencial» de la comunidad porque «cuantas más competencias tiene, más clara está su incompetencia».
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