La celebración del Aberri Eguna el Domingo de Resurrección fue instaurada por el PNV en 1932 y se mantuvo incluso durante el franquismo, al principio a cargo de los exiliados nacionalistas en el País Vasco francés y desde los años 60 ya también en Euskadi o Navarra.
Desde la Transición no ha habido celebraciones unitarias. Entonces incluso participaron el PSE-PSOE y el PCE, y las dos grandes familias del nacionalismo -el PNV y la izquierda abertzale- lo han conmemorado por separado, una situación que se repetirá ahora, aunque sea trasladada a los balcones al no poder salir a la calle.
De todas formas, en los últimos años el Aberri Eguna ha perdido el carácter multitudinario de antaño. De la comida-mitin masiva del PNV en la Feria de Muestras de Bilbao y la gran manifestación de HB se había pasado a un mitin convencional del PNV en la Plaza Nueva de Bilbao y una manifestación «normal» del entorno de la izquierda abertzale.
Para este «Aberri Eguna del coronavirus» el PNV mantiene sus propias iniciativas y la izquierda abertzale, al igual que en los últimos años, delega la organización en colectivos de su entorno a los que después expresa su apoyo, en este caso la nueva asociación Euskal Herria Batera, formada por antiguos miembros de Gure Esku Dago, y que también ha recibido el apoyo de Podemos.
No obstante y debido a las limitaciones del confinamiento, unos y otros coinciden en su principal iniciativa: colgar la ikurriña en balcones y ventanas, lo cual ya era una costumbre para este día desde antaño, y Euskal Herria Batera también incluye la bandera de Navarra.
Después, se suman al minuto de silencio por las víctimas del coronavirus (a las 12.30 horas) y Euskal Herria Batera invita a cantar el «Txoria txori» de Mikel Laboa, además de hacer un mosaico virtual de Euskal Herria con fotos mandadas por los participantes.
Podemos Euskadi, que en los últimos años también ha celebrado el Aberri Eguna con actos de formato pequeño, primero animó a un «irrintzi» (grito tradicional) desde los balcones, pero después anunció que se adhería a la iniciativa de Euskal Herria Batera.
Como es lógico, el COVID-19 y el confinamiento no solo han marcado los actos, sino también los manifiestos que las organizaciones nacionalistas hacen públicos en este día, este año más enfocados a las consecuencias de la pandemia, sociales y económicas, que a las «esencias» del nacionalismo.
Así, uno y otros han recordado a las víctimas del coronavirus y han homenajeado a los colectivos que combaten la epidemia.
El PNV ha destacado que «cuidar y proteger a la ciudadanía es hoy la mejor manera de construir nación».
Considera que quienes se dedican profesionalmente a ello (sanitarios, policías o el sector alimentario), “compartan o no el sentimiento de pertenencia a la nación vasca, a nuestros ojos son abertzales ejemplares porque ese es el mejor patriotismo posible: ofrecer todas nuestras capacidades para el bien de este pueblo y de cada uno de sus integrantes”.
EH Bildu ha afirmado que los vascos tienen «entre manos una herramienta para hacer frente a las consecuencias de la globalización y el neoliberalismo: la soberanía» que, según señalan, les garantizará «seguir vivos como pueblo y, al mismo tiempo, disponer de recursos para construir una sociedad más justa».
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