Después de que los comicios previstos para abril en el País Vasco y Galicia se aplazaran por causa del coronavirus, tanto Urkullu como Feijóo creen que la cita electoral debería ser a principios de verano, teniendo en cuenta variables epidemiológicas que apuntan a que podría producirse un rebrote del virus en otoño.
Así se lo han comunicado este jueves a las distintas fuerzas políticas de sus territorios, en sendas reuniones en las que han presentado estudios sanitarios y de seguridad que avalan su propuesta de ir a las urnas cuanto antes.
Urkullu no tiene preferencia de fecha, pero cree que es el momento de «valorar» que las elecciones tengan lugar en julio, porque, según ha explicado el portavoz de su Gobierno, Josu Erkoreka, «si la evolución de la pandemia sufriese un retroceso» y fuera necesario volver a aplazarlas, aún quedaría «la opción alternativa de septiembre-octubre».
La última palabra la tiene Urkullu, cuya prioridad es garantizar la seguridad de los ciudadanos, según Erkoreka, quien además ha precisado que en la fecha que finalmente acuerde «no influirá» lo que se decida en Galicia.
Es una posición similar a la de Feijóo, quien ha trasladado a los partidos que tomará la decisión más responsable según los datos ciertos que se conocen y ha insistido en que su Gobierno sigue teniendo como prioridad la lucha contra la pandemia y la reactivación social, laboral y económica de las familias y de las empresas gallegas.
Así se recoge en un comunicado difundido por la Xunta tras el encuentro de esta tarde en el que el presidente gallego ha explicado que, teniendo en cuenta los informes de los expertos sanitarios, el momento que ofrece menos incertidumbres para votar es el principio del verano.
Pero algunas fuerzas políticas cuestionan sus argumentos, al igual que los del lehendakari, y les acusan de actuar movidos únicamente por intereses electoralistas.
En el caso de Euskadi, el dirigente de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha tachado de «absoluta irresponsabilidad» la intención del lehendakari de convocar los comicios cuanto antes, y la candidata de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, ha opinado que este «no es el momento de convocar elecciones» sino de «concentrar el trabajo» en formular medidas «audaces» para salir de la crisis.
Más conciliadora, la responsable del PSE-EE, Idoia Mendia, ha apostado por que las elecciones se celebren con «todas las garantías sanitarias y democráticas».
En términos similares, el candidato a lehendakari de la coalición entre el PP y Ciudadanos, Carlos Iturgaiz, ha asegurado que «lo importante para la ciudadanía es que, se hagan cuando se hagan las elecciones, cuenten con todas las garantías sanitarias y electorales para poder ir con normalidad a votar».
Los resultados que obtenga esta coalición serán claves para el presidente de los populares, Pablo Casado, quien tiene previsto hablar mañana mismo con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, sobre las perspectivas electorales en el País Vasco, entre otras cuestiones.
El PP lo tendrá más fácil en Galicia, cuyo presidente tampoco se libra de las críticas de algunos partidos, como el PSdG, cuyo secretario general, Gonzalo Caballero, ha acusado a Feijóo de anteponer los intereses de su «agenda oculta» a la salud de los ciudadanos.
Desde el BNG, la portavoz Ana Pontón ha lamentado que la reunión de esta tarde sólo haya servido para corroborar que «ya ha decidido que va a convocar elecciones autonómicas», lo que ella considera «una temeridad y una irresponsabilidad».
Según el parlamentario de En Marea Pancho Casal, la reunión con Feijóo evidenció que «tiene la decisión tomada» y llamará a las urnas el próximo 12 de julio, mientras que el portavoz de Galicia en Común, Antón Gómez-Reino, ha criticado que el presidente gallego les haya convocado para trasladarles que no puede garantizar «unas elecciones con total normalidad».
A la espera de que lo que decidan Feijóo y Urkullu, parece probable que este año vascos y gallegos vayan a las urnas al mismo tiempo de nuevo, al igual que hicieron en los comicios de 2009, 2012 y 2016.
Estrella Digital