El lehendakari ha desvelado la incógnita este lunes y ha convocado los comicios en la fecha por la que desde el primer momento se ha decantado el Gobierno Vasco después de que tuviese que suspender la anterior cita, el 5 de abril, por la incidencia de la COVID-19.
Tras la reunión del Consejo de Gobierno Vasco extraordinario Urkullu ha explicado que su Ejecutivo estará vigilante a la evolución de la pandemia y, en caso de que se diera un rebrote importante, dejaría sin efecto la convocatoria para hacer una nueva antes del 25 de octubre, fecha límite en la que pueden celebrarse estas elecciones.
Ha defendido que el escenario actual permite pensar en julio porque Euskadi «ha superado la emergencia sanitaria» y mañana pasará a la fase de «vigilancia y control», ya que «la tendencia se ha revertido y ya no hay peligro de colapso» en los hospitales vascos.
Asimismo, ha hecho hincapié en que en la fecha elegida los comicios se podrán celebrar con «todas las garantías sanitarias y de participación» y ha precisado que no la ha negociado con el Gobierno central porque la prerrogativa de convocar comicios es solo suya, pero ha reconocido que sí han mantenido conversaciones.
Las elecciones, cuya campaña electoral podrá acortarse como se hizo en las últimas generales si así lo acuerdan los partidos, coincidirán de nuevo con las de Galicia, tal y como lo ha anunciado también su presidente, Alberto Núñez Feijóo.
El anuncio no ha pillado por sorpresa a los grupos de la oposición en el Parlamento Vasco, que han mantenido las posturas conocidas hasta el momento. Así, EH Bildu ha acusado a Urkullu de anteponer «sus propios intereses electorales y partidistas» a las «razones sanitarias» y ha vaticinado que en julio existirán «dificultades» para «poder desarrollar unas elecciones y su campaña electoral con plenas garantías democráticas».
En la misma línea, la candidata de Elkarrekin Podemos-IU a lehendakari, Miren Gorrotxategi, ha atribuido razones partidistas a Urkullu y ha considerado que «la gente no está pensando en elecciones». En todo caso, ha dejado claro que su coalición saldrá «a pelear por un gobierno alternativo».
Por su parte, el candidato de PP+Cs, Carlos Iturgaiz, que ha sido definido por el líder de su partido, Pablo Casado, como un «referente moral para el País Vasco», ha arrancado la precampaña criticando la «desastrosa y caótica» gestión de la crisis del coronavirus y del vertedero de Zaldibar por parte del PNV y ha defendido que es el «momento de la alternativa y del modelo que está triunfando en Madrid, Galicia, Andalucía o Murcia».
Ciudadanos ve «raro» hablar en este momento de elecciones en el País Vasco y Galicia cuando parece que la preocupación debería ser «luchar contra el virus, salvar vidas y empleos», pero en todo caso exigirá que estos comicios se celebren con todas las garantías de seguridad sanitaria.
Desde los partidos que integran el Gobierno Vasco, la secretaría general del PSE-EE, Idoia Mendia, ha defendido que en estos comicios hay un «enorme reto a superar, combatir el virus hasta que sea posible una vacuna, recuperar la economía, y hacerlo sin dejar atrás a nadie», y ha planteado que «se abre un tiempo nuevo» que espera que sea de «esperanza y soluciones».
El PNV, que esperará a mañana para pronunciarse oficialmente, tendrá que aplazar su Asamblea General, el equivalente al congreso en otro partido, al estar convocada para el 11 y 12 de julio, ya que serán las jornadas de reflexión y votación de los comicios vascos.
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