Según el estudio, que publica hoy la revista ‘Nature Communications’, las mujeres y las personas de edad avanzada son los colectivos que se han mostrado más vulnerables al calor, que, por otra parte, aumenta cada año con el calentamiento global.
Los investigadores del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación la Caixa, han analizado las muertes vinculadas a enfermedades respiratorias en España desde el año 1980 hasta 2016, un total de 1,3 millones de defunciones y han concluido que las muertes por afecciones respiratorias atribuidas a las temperaturas han pasado de producirse de manera mayoritaria durante los períodos más fríos del año a hacerlo en las épocas más calurosas.
Según los investigadores, esta reducción de la mortalidad en invierno no se debería al aumento de las temperaturas ocasionado por el calentamiento global, sino a la adaptación de las personas a las temperaturas más bajas.
El estudio ha tenido en cuenta los datos diarios de 48 provincias españolas relativos a temperatura y a muertes por enfermedades respiratorias clasificadas según sexo, grupo de edad y residencia.
Así, el análisis desvela que la proporción de muertes por enfermedades respiratorias se reduce en promedio un 16,5 % por década en los meses más fríos, mientras que el porcentaje de muertes por enfermedad respiratoria durante las épocas calurosas se ha mantenido relativamente estable a lo largo de los 37 años de estudio.
Concretamente, las muertes por enfermedades respiratorias vinculadas a la temperatura han pasado de ser más frecuentes en los meses de enero y diciembre a alcanzar su pico durante los meses de julio y agosto.
«Hace dos o tres décadas, las enfermedades respiratorias causadas por las bajas temperaturas representaban un riesgo adicional de muerte en España», ha recordado Hicham Achebak, primer autor del estudio e investigador de ISGlobal y del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Según Achebak, «esta investigación demuestra que los riesgos han ido desapareciendo progresivamente, por lo que, gracias a medidas adaptativas, como el mayor uso de la calefacción o las mejoras en el tratamiento de la morbilidad respiratoria, la mortalidad por enfermedades respiratorias ya no depende del frío».
«Se trata de una completa reversión de la estacionalidad de la mortalidad», ha sentenciado el investigador.
Los resultados del estudio reflejan este cambio para todos los sexos y edades, aunque revelan una mayor vulnerabilidad al calor de las mujeres, vulnerabilidad que aumenta con la edad.
Por el contrario, los efectos del frío son menores para las mujeres que para los hombres y disminuyen con la edad, aunque en este caso las diferencias entre grupos son menos notables.
«Durante los años más recientes de nuestro estudio, las diferencias en el riesgo de mortalidad ante temperaturas frías son casi imperceptibles entre los distintos grupos, mientras que las diferencias son significativas en verano», ha puntualizado Joan Ballester, coautor del estudio e investigador de ISGlobal.
Según este investigador, «estas observaciones reflejan un proceso notorio de adaptación al frío, pero no al calor».
Los investigadores han recordado que el cambio climático tiene numerosos impactos sobre la salud de las personas y que las temperaturas extremas, por ejemplo, se correlacionan con enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
«Este estudio apunta a que la disminución de días fríos debido al calentamiento global en las próximas décadas no contribuirá a una reducción de la mortalidad por enfermedades respiratorias», ha concluido Achebak.
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