El luto comenzará el mismo martes cuando ya todo el territorio español se encuentra al menos en la fase 1 de desescalada del confinamiento puesto en marcha en todo el país por el estado de alarma decretado el 14 de marzo que pretendía frenar de cuajo la expansión de la COV-19 cuando se habían registrado ya 120 fallecidos y más de 4.200 contagios.
Ayer mismo un nuevo sistema de conteo de Sanidad rebajó en casi 2.000 el número total de muertes por la enfermedad desde que empezó la pandemia hasta 26.834 fallecidos, debido a duplicidades o casos no confirmados que en su día notificaron las comunidades, según señaló Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias.
Al anunciar el sábado el luto en una comparecencia telemática desde el Palacio de la Moncloa, Sánchez indicó que después de que la sociedad española haya «parado la peor calamidad sanitaria del último siglo», durante el «luto oficial más prolongado de la historia de la democracia» las banderas de edificios públicos y buques de la armada ondearán a media asta.
El jefe del Ejecutivo afirmó entonces que las víctimas de la pandemia merecen que su memoria perdure en un homenaje «aún mayor» de «convivencia y concordia».
«Debemos convivir en el mismo país que ellas construyeron», dijo para añadir que habrá un gran acto de homenaje y otras conmemoraciones presididas por el rey Felipe VI.
El luto oficial llega con un profundo enfrentamiento entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, el Partido Popular (PP), tanto por su posición frente al estado de alarma y sus prórrogas, como por el acuerdo que los partidos de Gobierno firmaron con EH Bildu la semana pasada para derogar la reforma laboral.
Al líder del PP, Pablo Casado, le parece que el luto oficial que decretará el Gobierno es una mera “cortina de humo” para intentar tapar la polémica de ese acuerdo.
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