Llop no llegó a expulsar a ningún senador, aunque llamó al orden por dos ocasiones al parlamentario del PP Antonio Román Jasanada sin llegar a la tercera, que le habría supuesto su salida forzosa del pleno.
Todo lo sucedido en el salón de plenos, a última hora de la tarde del martes, figura en el diario de sesiones del Senado, que, según recuerda la propia presidenta, «es la historia del parlamentarismo, que lamentablemente no está escribiendo sus mejores capítulos».
No obstante, al evocar aquellos sucesos, Pilar Llop aprovecha para apelar «a la responsabilidad de los senadores y senadoras para que ejerzan su función con el debido respeto a la institución y, sobre todo, a la ciudadanía».
Y añade: «Los responsables públicos debemos estar a la altura de lo que se espera de nosotros. Está en juego la calidad democrática de nuestro país».
El desarrollo de la trifulca, la más tumultuosa que ha tenido que afrontar Llop desde que ocupa la Presidencia de la Cámara Alta, aparece en el diario de sesiones con detalle de los reproches cruzados entre el grupo popular y el senador de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño, y también de las quejas a la presidenta.
El senador madrileño les recriminó que se «rasgaran las vestiduras» porque «se les recuerda a ustedes que gobiernan con los fascistas» y a partir de ahí la bronca fue acrecentándose a medida que insistía en sus comentarios.
A gritos, los senadores del PP se quejaban a Llop de que les había llamado «fascistas» e incluso uno de ellos la tachó de «cómplice» por negarse a exigir al orador que retirara sus palabras.
Tampoco permitió hablar al portavoz del PP, Javier Maroto, a cuyas airadas protestas a voz en grito respondió pidiéndole que esperara a que le diera la palabra «cuando llegue su momento».
El grupo popular acabó marchándose del hemiciclo al considerar que no había recibido el amparo de la presidenta.
La lectura del diario del sesiones revela cómo Eduardo Fernández Rubiño es interrumpido mientras dice «No se puede tener, señores del PP, la mano tan larga y la piel tan fina…», con unas primeras protestas del grupo popular.
«No se puede llamar terroristas a sus oponentes políticos y al día siguiente…» -de nuevo voces y un ruego de la presidenta para que no le interrumpan- «…rasgarse las vestiduras porque se les recuerda a ustedes que gobiernan con los fascistas».
El tono sube, con muchos senadores puestos en pie, se suceden las advertencias de Pilar Llop para señalarles «no hagan que les llame al orden» y los infructuosos intentos de Javier Maroto por hablar desde su escaño sin que se active el micrófono.
El documento refleja las quejas del senador Sergio Ramos Acosta («Nos ha llamado fascistas», «Nos está insultando», «Nos ha insultado y usted es cómplice de lo que está pasando aquí») y de su compañero Antonio Román Jasanada («Está insultando a la Cámara») mientras no cesan las protestas del grupo popular.
La presidenta insta a todos a guardar «el debido respeto y el debido decoro» con el orador y acaba llamando al orden por dos ocasiones a Román Jasanada, sin llegar a una tercera que habría supuesto su expulsión del hemiciclo, todo mientras los populares siguen reclamando al senador de Más Madrid que retire sus palabras.
Es en ese momento cuando Fernández Rubiño les reprocha que gobiernen «con una gente» -en referencia a Vox- a la que «felicitó» el Ku Klux Klan cuando entró en el Parlamento de Andalucía, que «reivindica la política racista de Trump» y que defiende «las terapias de conversión para ‘curar’ a las personas homosexuales».
Sin cesar la bronca, Javier Maroto se pone en pie, pero tampoco logra que la presidenta le dé la palabra, y el diario de sesiones recoge cómo entonces le anuncia que «o le para los pies al senador, o el PP abandona el hemiciclo», cosa que sus senadores hacen seguidamente mientras el orador proclama: «Las verdades duelen, las verdades duelen».
Del grupo popular solo le siguieron escuchando los tres representantes que el PP tiene en la Mesa, y los demás no volvieron al hemiciclo hasta que terminó su intervención, ya en el siguiente turno de portavoces, cuando había subido a la tribuna una senadora de Ciudadanos, recoge el diario de sesiones de la Cámara.
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