En una entrevista en la emisora RAC1, Salvador Illa ha repasado los últimos cuatro meses del año durante los que se ha producido la pandemia del coronavirus y su gestión al mando del Ministerio de Sanidad.
Ha reconocido que «todos los países llegamos tarde» a la hora de tomar decisiones respecto a esta enfermedad contagiosa, que ha causado más de 28.000 fallecidos confirmados con prueba PCR en España.
«Estoy concentrado en el trabajo» en el Ministerio de Sanidad, ha afirmado, para descartar su posible candidatura a unas posibles elecciones catalanas a la Presidencia de la Generalitat y ha asegurado que el candidato del PSC sigue siendo el primer secretario, Miquel Iceta.
También ha indicado que en su partido «no damos bandazos» a la hora de designar candidatos, y se ha mostrado firme al precisar que mantendrá sus «responsabilidades» en el PSC como secretario del área de Organización y Acción Electoral.
«No me ha preocupado nada el poder en estos cuatro meses. Me ha preocupado gestionar la pandemia», ha considerado el ministro, que ha valorado que decretar el estado de alarma fue una decisión «correcta».
En cuanto a la gestión de la pandemia, Illa ha señalado cuatro momentos complicados: cuando se prohibió el acompañamiento en los entierros; el 28 de marzo al comunicar al presidente del Gobierno que se debía alargar el confinamiento; el positivo de Fernando Simón; y cuando su secretario del ministerio debió ser atendido por un colapso en el mismo edificio ministerial.
Sobre las residencias de ancianos, donde se ha concentrado un número muy importante de fallecidos por la COVID-19, el ministro ha considerado que «se habrá de hacer una revisión a fondo del modelo de residencias de personas mayores», y ha recordado que el 5 de marzo ya se elaboró un protocolo para la gestión de estos centros que «ya sabíamos que eran vulnerables».
El ministro espera no tener que afrontar un nuevo confinamiento general si la ciudadanía sigue las normas de protección de distanciamiento físico, limpieza de manos y uso de mascarilla pero no descarta, como de hecho se ha tenido que hacer en Cantabria, aislar bloques de vecinos o que zonas concretas retrocedan en la desescalada, como ha pasado en Huesca.
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