El Comité de Huelga MIR ha registrado este jueves la convocatoria de huelga indefinida para el 13 de julio, que ya había anunciado un mes atrás aunque se dieron de plazo hasta este jueves, 2 de julio, para alcanzar un acuerdo de convenio que no se ha producido.
«La nula intención de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid de negociar el Convenio MIR presentado hace semanas ha empujado a continuar con la hoja de ruta anunciada; esta postura intransigente de la Dirección General de Recursos Humanos del SERMAS se ha apreciado hoy cuando se han negado a escuchar las propuestas que salen desde el colectivo MIR», denuncia el sindicato Amyts en un comunicado.
Amyts recalca que el convenio se ha elaborado durante tres años «de largo trabajo», 88 páginas que «la Comunidad de Madrid ha reconocido que ni tan siquiera se ha leído».
«La única alternativa que ofrece la Administración pasa por hablar de pactos y acuerdos que se alejan de la realidad que necesita mejorar el colectivo MIR; algunos de los puntos que ha puesto brevemente sobre la mesa la Dirección General de Recursos Humanos del SERMAS tienen que ver incluso con aspectos ya reconocidos y legalizados tiempo atrás», denuncia.
Según Amyts, la Consejería sólo quiere celebrar reuniones «bajo sus términos», y a esta actitud «hay que sumarle otro desprecio: en muchas de las decisiones más trascendente alegan que son ‘competencias de la Consejería de Hacienda’ y, pese a la insistencia del Comité de Huelga MIR, rechazan sumar a la negociación a alguien de este departamento».
«La Comunidad de Madrid lleva ignorando al colectivo MIR desde hace años», sigue denunciando Amyts, que resalta que el Comité de Huelga estaría dispuesto a retirar la convocatoria de paros «si la Consejería de Sanidad rectifica y abraza realmente una actitud negociadora que mejore la situación laboral del colectivo».
Amyts ha asegurado en otras ocasiones que los médicos residentes de Madrid son «los segundos peor pagados, sólo por detrás de las Islas Canarias», y aseguran ser utilizados como «mano de obra barata» por los hospitales, que en muchos casos les obligan a trabajar «sin libranza tras guardias de 24 horas» y atender pacientes «con limitada o nula supervisión de un médico adjunto».
Durante la pandemia, mientras que otras regiones como Castilla-La Mancha añadían «un complemento Covid» para los residentes de último año, en Madrid han dejado de cobrar guardias por estar de baja médica o reubicados en Ifema, según el sindicato médico.
Tras aprobar el examen MIR de ámbito nacional, estos jóvenes inician una formación teoricopráctica programada durante 4-5 años, tutelada y evaluada, para obtener el título de especialista.
Aunque en 2006-2008 se aprobaron dos reales decretos que regulan esta relación laboral especial, el residente «se convierte desde su entrada en el hospital en mano de obra barata, siendo sometido a una alta presión física, psicológica y académica», y cobrando en el primer año de residencia «10,85 euros brutos por hora de guardia, con una retribución neta mensual sin guardias de 1.003 euros, llegando a 1.279 euros en los residentes de último año (4º y 5º año de residencia)», explican.
La mayoría complementa sus sueldos con «la acumulación de extensas, exhaustivas y continuas horas de guardia de 17 y 24 horas», llegando estas al 50 % de su salario.
Su consideración como «comodín» para paliar las necesidades de personal se evidencia en las guardias, cuando el residente «se encuentra solo, con limitada o nula supervisión de un médico especialista» adjunto (escasean los adjuntos), o únicamente con la supervisión de otro residente mayor, debiendo «atender a pacientes y realizar actividades asistenciales para las que no está preparado ni suficientemente formado».
También se les carga «la responsabilidad del cuidado de los pacientes hospitalizados, ocuparse de las consultas, o atender interconsultas» de otras otras especialidades «sin ningún tipo de revisión final o ‘feedback’ por un médico adjunto encargado de su formación».
Por desconocimiento de sus derechos y «la interpretación ambigua» de los reales decretos, sufren «ausencia de libranza tras guardias de 24 horas» trabajando «hasta 35 o más horas seguidas»; ausencia de espacios de descanso dignos «compartiendo dormitorios en literas hasta 6 personas» usando además «la misma ropa de cama» (camas calientes), entre otros.
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