Robles ha constatado el «trabajo absolutamente excepcional» de los Ejércitos en la lucha contra la pandemia durante una visita en la base aérea de Torrejón a dos unidades sanitarias que participaron en esta operación, la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) y la Unidad Médica de Apoyo al Despliegue (UMAAD).
Allí ha explicado a la prensa que Defensa trabaja con el Ministerio de Sanidad para habilitar locales donde se pueda almacenar «material estratégico» por si nuevos brotes de la pandemia hicieran necesaria su utilización.
Ha reiterado que los ciudadanos deben estar «muy orgullosos» de cómo están actuando las Fuerzas Armadas para atajar la expansión de la COVID-19 y ha apuntado que su implicación en la Operación Balmis es una «manifestación más» de su «generosidad» y «esfuerzo».
Margarita Robles ha hecho estas declaraciones después de conocer «in situ» cómo se ha habilitado el interior de un avión C295 para trasladar a ocho enfermos, tres de ellos críticos, con las máximas garantías de seguridad, para los pacientes, la tripulación y también para el personal sanitario militar de la UMAER.
La jefa de esta unidad, la teniente coronel Pilar Salvador Sánchez, le ha ofrecido explicaciones sobre las misiones que les ocuparon entre el 15 de marzo y el 21 de junio y le ha detallado el modo en que se han adecuado los medios aéreos y sanitarios a las especificidades patológicas de los enfermos de coronavirus.
Estas dos unidades sanitarias han efectuado dos evacuaciones para trasladar a militares infectados en misiones fuera de España, así como seis repatriaciones de personal desde enclaves como Mali, Djibuti o Kabul, y para ello han contado con las aeronaves que el Ejército del Aire ha medicalizado para efectuar los traslados.
En concreto, el C295 estacionado en las pistas de Torrejón a cuyo interior ha accedido la ministra cuenta con unas literas preparadas no solo para atender a los enfermos con la mayor seguridad posible, sino también para favorecer su comodidad durante el vuelo.
Así, disponen de colchones y soportes especiales que neutralizan el movimiento del avión y dispositivos que facilitan el diagnóstico visual, ya que el ruido de la aeronave impide, por ejemplo, el uso de fonendoscopio por parte de los médicos y complica la comunicación con los pacientes.
En el ámbito operativo, la teniente coronel Salvador ha explicado que el esfuerzo realizado por su unidad con la operación Balmis ha permitido conseguir en tres meses lo que podría haber sido un objetivo a uno o dos años, y ha confirmado que aunque ya estaban preparados, ahora lo están «mejor» por la experiencia acumulada.
Por su parte, el jefe accidental de la UMADD, el capitán médico José Luis Manzanares, ha relatado a Robles el despliegue llevado a cabo en Ifema para habilitar tres puestos de soporte vital avanzado y tres de UCI, por la que pasaron 25 pacientes entre el 2 de abril y el 1 de mayo.
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