Este número de votantes supone 2.190 menos que en la convocatoria frustrada del pasado 5 de abril, cuando las elecciones tuvieron que ser suspendidas por la crisis causada por el coronavirus.
Sin embargo, a pesar de haber menos electores que el pasado 5 de abril, las personas que lo podrán hacer por primera vez, por haber cumplido 18 años desde los últimos comicios autonómicos (2016), se han incrementado en 5.539 electores y suman 78.504, frente a los 72.964 que estaba previsto que pudieran hacerlo por primera vez en abril.
También aumenta ligeramente el número de electores residentes en el extranjero (720 más), que siguen representando uno de cada seis y que suman en total 463.163 gallegos.
El voto exterior, rodeado de polémicas y acusaciones por la dificultad de ejercerlo, ha sido prácticamente irrelevante en los últimos años dada su escasa participación.
En 2016 apenas llegó al 2 por ciento, un porcentaje similar al de comicios generales y municipales celebrados desde entonces. Y es que la participación y, por consiguiente, la abstención, es una de las mayores incógnitas que presentan las atípicas elecciones de este 12J en Galicia.
En las cuatro últimas elecciones autonómicas, 2005 -que propició el gobierno de coalición PSdeG-BNG- y 2009, 2012 y 2016 -las tres mayorías absolutas de Alberto Núñez Feijóo (PPdeG)- la abstención se ha movido entre el 35 por ciento aproximado de 2005 y 2009; el 45 por ciento de 2012 y algo más del 46 por ciento en 2016.
El principal factor que hace que estas elecciones sean atípicas y que alimenta la incógnita sobre la participación -y el temor de todos los partidos- es la pandemia del coronavirus, con una situación general estable en Galicia pero con un importante brote en A Mariña (Lugo) que ha obligado a aislar durante cinco días a unas 70.000 personas y que ha enturbiado la recta final de la campaña.
Tanto es así, que los principales partidos de la oposición y alcaldes de diez de los catorce municipios que conforman A Mariña -afines a estos partidos- han solicitado el aplazamiento formal de las elecciones en la comarca, medida desestimada por el presidente de la Xunta y candidato a la reelección (PPdeG) Alberto Núñez Feijóo y ratificada por la JEC.
Otra de las incógnitas sobre la participación es la fecha elegida, ya que será la primera vez que los gallegos voten en verano, acostumbrados a hacerlo habitualmente en otoño, y con un fin de semana en el que los termómetros subirán de 30 grados y habrá una jornada de playa; unas playas que tienen limitado su aforo por el coronavirus.
Un elemento más de estas atípicas elecciones y que será imagen de la jornada será el uso de mascarillas y de geles hidroalcohólicos en los colegios electorales.
Más de un centenar de técnicos en prevención de riesgos han recorrido todos los colegios para garantizar que cumplen con los protocolos de seguridad habilitados en materia de salud pública.
Lo primero que se encontrarán los votantes al llegar a los colegios electorales será cartelería informativa donde se recuerdan las medidas que se deben cumplir.
Una vez allí, deberán desinfectarse las manos tanto a la entrada como a la salida y coger una mascarilla en caso de no llevar una.
Una vez en el interior de las instalaciones, los colegios disponen de circuitos separados de entrada y salida para evitar aglomeraciones así como con una cabina de votación que permite garantizar el secreto del voto sin necesidad de tener que tocar la cortina de acceso.
Ya en la mesa, los asistentes deberán depositar el DNI en una bandeja a fin de evitar cualquier tipo de contacto con los integrantes de las mesas y votarán en las urnas habilitadas para ello.
Para garantizar el correcto cumplimiento de las normas, representantes de la Administración se encargarán de regular el acceso y aforo de los colegios para evitar aglomeraciones y dar prioridad a personas mayores o con discapacidad, que podrán acceder directamente a votar.
Además, los integrantes de las mesas, así como interventores y apoderados deberán llevar pantalla facial y mascarillas durante toda la jornada laboral.
El Parlamento se constituirá el próximo 7 de agosto a las 11 horas, aún con las medidas por determinar, en una sesión en la que los diputados tomarán posesión de su acta, jurarán o prometerán lealtad a la Constitución y al Estatuto y elegirán a los miembros de la Mesa.
A partir de ese día, con la constitución formal del Parlamento, comienza a correr un plazo de 30 días máximo, en el que el candidato o candidata a la Presidencia de la Xunta que aspire a ser investido tiene que presentar su programa ante el resto de diputados.
Según el Reglamento del Parlamento, el candidato expondrá su programa y pedirá la confianza de la Cámara. Cuarenta y ocho horas después, como mínimo, se reanudará la sesión con las intervenciones de los grupos parlamentarios y las réplicas que considere el candidato.
Tras finalizar el debate la votación se celebrará esa misma jornada en el horario que fije la Presidencia.
Si la persona que presenta su candidatura no obtuviese la mayoría absoluta (38 diputados) habría una nueva votación a las 24 horas y bastaría con mayoría simple.
Estrella Digital