La Consellería de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda, que tiene al frente a Ángeles Vázquez en funciones, ha enviado este miércoles sendas misivas a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y al responsable de Transportes, José Luis Ábalos, con el objeto de interesarse por una “conducta totalmente inadmisible” y por ende de conocer las acciones que se adoptarán.
En el escrito dirigido a Ribera, la Xunta hace saber al Gobierno que agentes medioambientales suyos se desplazaron al lugar el martes, y que hoy volverán a hacerlo, para dejar constancia de lo acontecido al arrojar esas estructuras de gran tonelaje desde una línea ferroviaria propiedad del administrador de infraestructuras ferroviarias (Adif).
La Dirección General de Calidad Ambiental, dependiente de este departamento autonómico, con competencia en materia de residuos, investiga a su vez por si hubiese alguna posible infracción en este sentido.
En el texto cuyo destinatario es Ábalos, la conducta presenciada recibe el calificativo de “totalmente inadmisible” y se destaca la voluntariedad en el proceder.
Tanto en una notificación como en la otra hay alusiones al entorno natural de Carballeda de Valdeorras, donde se registra este episodio, así como a la biodiversidad y paisaje de la zona en cuestión.
La asociación ecologista Adega ha indicado que elevará el caso a la Fiscalía por la presunta comisión de un delito contra los recursos naturales y la defensa del medioambiente, mientras que las plataformas de defensa del tren han dejado constancia en redes sociales de su repudia por lo exhibido.
La mayoría de los partidos políticos ha coincidido a su vez en tildar de barbaridad este hecho y el líder de Vox, Santiago Abascal, ha escrito un tuit en el que alude a la condición de gallega de la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, al escribir: “La presidenta de Adif, una gallega que contamina el Sil”.
La mencionada entidad pública empresarial, a su vez, ha abierto una investigación para conocer todos los detalles de lo sucedido en las maniobras de encarrilamiento de once vagones del tren operado por Renfe Mercancías que descarrilaron el pasado 28 de julio en Sobradelo (Ourense), interceptando y causando importantes daños en la línea León-A Coruña.
Todos los vagones, destaca su comunicado, se encontraban vacíos, por lo que no se produjo «ningún tipo de riesgo asociado al vertido de la carga».
En las labores de encarrilamiento, en las que colaboraba Renfe, era necesario, justifican, apartar cuatro vagones para reparar la vía.
Dada la complicada accesibilidad de la zona, y con el objetivo de garantizar la seguridad de los trabajadores, se trataba, prosiguen, de una condición indispensable previa para situar una grúa ferroviaria en paralelo a los vagones y suspenderlos para encarrilarlos.
“Durante esas maniobras, un vagón se pudo desplazar correctamente, pero el segundo de los vagones se precipitó ladera abajo, hasta la ribera del río Sil”, recoge su nota.
Adif está analizando a fondo todas las acciones efectuadas durante las actividades de retirada del material descarrilado y, una vez se disponga de todos los datos, se depurarán, en su caso, las responsabilidades pertinentes.
La prioridad de Adif en este momento, concluye la nota, “sigue siendo retirar los vagones descarrilados, así como revertir los daños que se hayan podido producir en el entorno a la mayor brevedad posible. En este sentido, Adif se encuentra en permanente contacto con las autoridades medioambientales”.
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