El juez del caso Kitchen, Manuel García Castellón, escuchó durante horas las explicaciones de Sergio Ríos, quien fuera chófer de Luis Bárcenas cuando se montó el operativo parapolicial para sustraerle información, y dedujo que había sido víctima de «un montaje» que, al menos en principio, se inició en el PP.
Ríos, que está imputado en la causa, solicitó en noviembre de 2020 declarar voluntariamente ante el juez tras cambiar su estrategia de defensa y en esa citación explicó al magistrado cómo fue contratado en primer lugar como chófer del extesorero y posteriormente como confidente policial.
En la grabación de esa declaración, a la que ha tenido acceso EFE, el conductor relata que tras siete años trabajando para el PP pasó en 2013 a ser conductor de la familia Bárcenas. Poco después, contactó con él el comisario Enrique García Castaño, pero no confío en él y llamó a Andrés Gómez Gordo, un inspector con el que había trabajado, en el que confiaba y que entonces trabajaba como asesor de María Dolores de Cospedal en el Gobierno de Castilla-La Mancha.
Gómez Gordo le puso en contacto con el comisario José Villarejo, que fue quien le captó para una operación que él siempre creyó legal. De hecho, reforzó su confianza que Villarejo le dijera que Cospedal, también secretaria general del PP, estaba al tanto.
Al igual que le tranquilizaba que los comisarios le dijeran que recibían órdenes del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, o haber cobrado 48.000 euros de fondos del Ministerio del Interior que solo se podían disponer con el visto bueno de sus responsables. Villarejo -según relató el chófer- usó esos elementos para demostrar la importancia del operativo y que era legal.
Al escuchar este relato a preguntas de su abogado, el juez García-Castellón intervino y preguntó a Ríos si, transcurrido el tiempo, «ve claro que fue un montaje» para que empezase a trabajar con Bárcenas para después «cerrar el círculo» y captarle para obtener la información que querían.
«Con el tiempo cada vez me doy más cuenta», le contestó Ríos, quien en otro momento de la declaración contó que fue llamado para esa tarea el día después de que Bárcenas regresase a España e hiciese una peineta a los periodistas en el aeropuerto, en febrero de 2013.
El juez fue más allá e interpretó que, según lo que contaba Ríos, «está claro que se monta el asunto desde el partido, no desde el Ministerio del Interior, al menos en un primer momento».
«No creo en las casualidades», le contestó el investigado.
A preguntas de su abogado, Javier Vasallo, Ríos aseguró que Villarejo y García Castaño le pedían constantemente información de Bárcenas en relación con el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, la exvicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría, o los exsecretarios generales del PP María Dolores de Cospedal o Javier Arenas.
Sobre este último, si bien no lo presenció, supo que mantuvo una reunión con algunos responsables de la operación Kitchen.
De Rajoy, señaló que hablaban Bárcenas y Villarejo «de continúo», así como sobre los demás miembros del PP ya citados.
También relató, cómo Villarejo le ilustró en el argot policial y en los alias que iba a tener que manejar en esta operación, en la que él ha mantenido que siempre que pensó que su labor estaba siendo la de colaborar con la Policía.
De este modo, Villarejo le dijo que el sería Tomy, y que Ríos como tenía carecaterísticas de cocinero, según el excomisario, le llamarían chef y desmintió que le llamaran cocinero.
Después, le explicó que «El barbas» era el apodo con el que se conocía a Rajoy, mientras que al exsceretario general del PP Francisco Álvarez Cascos, le apodaban «El asturiano», y confirmó que éste mantenía relación con Bárcenas.
El exchófer también afirmó que tanto Villarejo como García Castaño «siempre manifestaban que tenían trato con superiores» y se le preguntó en alguna ocasión si sabía si Bárcenas tenía algo contra el expresidente del Gobierno y si podía tener información que le perjudicara.
Ríos ha prestado declaración en varias ocasiones en esta pieza separada, en una de ellas relató al magistrado cómo llegó a ser contratado para trabajar para la familia Bárcenas y situó el momento en la fecha en la que se produjo la famosa foto del extesorero haciendo una peineta a su llegada al aeropuerto de Madrid.
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