El extesorero del PP Luis Bárcenas y su mujer, Rosalía Iglesias, ambos en prisión por el caso Gürtel, vuelven a comparecer este miércoles en la Audiencia Nacional para declarar ante el juez que investiga el presunto espionaje ilegal desplegado en torno a ellos en busca de documentos sensibles para el partido.
Será el arranque de una serie de interrogatorios en el marco del caso conocido como Kitchen que seguirá la semana que viene, cuando está previsto que declaren seis imputados, entre ellos la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal; su marido, Ignacio López del Hierro; y el exjefe de la UDEF José Luis Olivera.
Bárcenas e Iglesias están citados como testigos en una causa -que dimana del caso Tándem o Villarejo- en la que tienen la condición de perjudicados al ser, presuntamente, el objetivo de la operación supuestamente auspiciada desde el Ministerio del Interior en julio de 2013.
Su citación se produce después de que se levantase la parte del secreto de sumario que pesaba sobre Kitchen, relativa a un registro en casa del antiguo chófer de la familia, Sergio Ríos, presuntamente captado como confidente policial en la operación.
En anteriores comparecencias Bárcenas ha llegado a relatar sus sospechas de que alguien del CNI entró en la cárcel cuando él ingresó como preso preventivo en 2013 para hacerle seguimientos. Dijo incluso estar «convencido» de que, «teniendo en cuenta que esta era la operación ‘proteger al camarada Rajoy'», la exvicepresienta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, que también era responsable del CNI, «puso su parte ahí».
En otro de sus interrogatorios, a cuyo audio tuvo acceso Efe, Bárcenas habló de un preso colombiano experto en informática a quien le encargó destruir de la nube dos grabaciones que había realizado: una con el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy hablando del remanente de la presunta caja B del PP y otra con el ex secretario general del partido Javier Arenas.
Dijo haber grabado esos encuentros preocupado por «el cariz que estaba tomando el tema y el desmarque clarísimo» por parte de compañeros del partido, y señaló que esas grabaciones estaban en un «pendrive» que le fue presuntamente sustraído en la operación Kitchen.
También las guardaba en la nube informática de la que, según Bárcenas, encargó a su compañero de prisión borrarlos a cambio de 2.500 euros en una época en la que había habido «una aproximación» por parte de «personas vinculadas al PP».
Señaló que, de amenazarle con que si hablaba su mujer entraría en prisión se pasó a «un período de negociación» en el que le ofrecieron 500.000 euros en b y suavizar sus condiciones en la cárcel a cambio de que «estuviese tranquilo». Condiciones que calificó de «suplicio» y señaló que entendía que «eran instrucciones del ministro del Interior, del secretario de Estado o de quien fuese».
Sin embargo, este preso colombiano negó ante el juez que Bárcenas le pidiese borrar dichas grabaciones y aseguró que únicamente le solicitó eliminar referencias de su mujer en Internet, un encargo que no llegó a realizarse.
En otra declaración el extesorero del PP también indicó que intentó ponerse en contacto con el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz -imputado en Kitchen- a través de Rajoy, pero el exministro «muy prudentemente se quitó de en medio» y le dijo que no le llamase.
El motivo por el que quería contactar con él era para conseguir que se abriesen «otras líneas de investigación» que derrumbasen las sospechas iniciales de que él era «Luis el Cabrón», nombre que aparecía en la contabilidad de la trama Gürtel y que al principio se le atribuyó.
Estrella Digital