Los almirantes de la Armada Española Churruca, Gravina y Cerveza, que defendieron los intereses de España a principios y finales del siglo XIX en la batalla de Trafalgar y en la guerra de Cuba, ya no son calificados de franquistas, después de que esta semana hayan salido del Censo de símbolos, leyendas y menciones franquistas de la ley de memoria democrática de las Islas Baleares.
Por tanto, los tres ilustres marinos -Churruca y Gravina murieron tras enfrentarse a los ingleses en Trafalgar- seguirán en el callejero de Palma y sus placas continuarán luciendo en su sitio, en el barrio de Son Armadans de la capital balear.
La Comisión Técnica de Memoria y Reconocimiento Democráticas ha revisado esta semana el censo de simbología a petición del Ayuntamiento de Palma, gobernado por el socialista José Hila junto a Podemos y MÉS.
La comisión entiende que el nombre de estas tres calles se refiere «a los almirantes en cuestión y no a los destructores franquistas que llevaron su nombre a lo largo del siglo XX». Por lo tanto, salen de la lista.
Lo curioso es que, según la historia de la guerra civil española, los destructores «Churruca» y «Gravina» participaron toda la guerra del lado republicano y el crucero «Cervera», en dique seco en Ferrol en 1936, se lo apropiaron los nacionales tras triunfar el golpe en el puerto gallego.
La comisión considera que es «muy clara la utilización de los nombres de estos personajes históricos en la visión franquista de la Historia pero, pasado el tiempo, se ha ido desvaneciendo la vinculación que trató de establecer el franquismo con figuras relevantes de la historia de España para justificar su concepto de reconquista o cruzada».
Sin embargo, esta polémica arranca en marzo pasado cuando el Ayuntamiento de Palma anunció el cambio de nombre de 12 calles por su reminiscencia del franquismo y del fascismo, en consonancia con ley de memoria democrática de las Islas Baleares, una iniciativa legislativa del Govern progresista de la socialista Francina Armengol y sus socios de Podemos y los ecosoberanistas de MÉS.
El consistorio paralizó su iniciativa y se confió al criterio de la Comisión Técnica de Memoria y Reconocimiento Democráticas.
Al malestar del cambio del nombre de los ilustres marinos, se sumó el de la alcaldesa de Toledo, la socialista Milagros Tolón, porque entre las 12 calles a «rebautizar» también figura la «Calle de Toledo», que entró en el callejero palmesano al inicio de la dictadura franquista en recuerdo de la enconada defensa de los sublevados del Alcázar de Toledo.
Tolón llamó inmediatamente al alcalde de Palma para quejarse porque Toledo está «muy por encima de «las batallas de la guerra civil», es la ciudad de las tres culturas -judía, cristina y musulmana- y es patrimonio de la humanidad.
Al igual que con Toledo, sucede lo mismo con las calles Brunete y Alfabia y con el pasaje del Castillo de Olite.
La Comisión Técnica de Memoria y Reconocimiento Democráticas entiende, tras analizar la documentación, que sus nombres recuerdan a hechos relacionados con los sublevados: el asedio del Álcazar de Toledo, la Batalla de Brunete, la Batalla de Alfambra y la expedición del mercante nacional «Castillo de Olite» para liberar Cartagena.
A diferencia de los tres almirantes, todas estas calles seguirán en la lista de símbolos, leyendas y menciones franquistas.
Sin embargo, la comisión, a propuesta de su grupo de historiadores, recomienda al Ayuntamiento de Palma que contextualice estos nombres para «eliminar de manera definitiva cualquier vinculación con el franquismo».
La idea es que pasen a llamarse a partir de ahora «Calle Ciudad de Toledo», «Calle Villa de Brunete», «Calle Villa de Alfambra» y «Pasaje Palacio Real de Olite».
De todos modos, cualquier vecino que se pasee hoy o mañana por la «Calle de Toledo» del barrio de La Vileta lo único que leerá serán estas tres letras, sin referencia ninguna a la triste guerra civil española, al igual que si transita la «Calle de Albacete» o la «Calle de Murcia», que también figuran en el callejero palmesano.
Javier Alonso