El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cree que la comunidad internacional debe emplear todos los medios a su alcance para ayudar a los miles de mujeres y hombres que han llegado desde Kabul y que buscan un nuevo futuro: «debemos dárselo», sostiene.
En un artículo que publica hoy el diario El País, titulado «El alma de Europa, con Afganistán», Sánchez asegura que en España muchos ciudadanos conocen el drama que están viviendo los afganos evacuados por ser hijos o nietos de refugiados y considera que ahora que nuestro país está recibiendo a quienes dejan atrás la violencia, debemos darles «un nuevo futuro».
Ante esta situación de «consecuencias colosales», Sánchez piensa que «debemos ofrecer soluciones coordinadas al flujo de refugiados y solicitantes de asilo, aprovechando todos los recursos disponibles y con medidas a la altura de nuestros compromisos con el derecho internacional y con nuestra convicción humanitaria».
«Debemos trabajar por que el ‘efecto Kabul’ cristalice en un refuerzo del multilateralismo basado en los valores de la Carta de las Naciones Unidas, y no en su derrota», prosigue.
Esta crisis ha recordado, según Sánchez, «lo urgente» que es alcanzar un acuerdo sobre migración en la UE, que debe estar basado en los principios de «responsabilidad, solidaridad y humanidad», y seguir profundizando en la política exterior y de seguridad común.
Para Sánchez, este pacto de migración y asilo debe llenarse de contenido real y medios materiales suficientes: «La financiación -argumenta- es una herramienta clave para el compromiso con nuestros socios, como deberá serlo ahora para los países de la zona. Necesitamos una UE con una verdadera autonomía estratégica abierta».
La prioridad -afirma- es trabajar juntos por la estabilidad del país y de la región y por la protección de los derechos de la población afgana, en particular de las mujeres y niñas , pero estos veinte años «no han sido en balde» porque se ha sembrado una semilla de igualdad y libertad.
Por las mujeres afganas -dice Sánchez- hay que seguir trabajando y «no aceptar resignadamente la supresión de los derechos y avances alcanzados en su país en los últimos veinte años», y «España -asegura- no va a dejar solo al pueblo afgano».
El presidente del Gobierno está convencido de que la comunidad internacional «tiene que hablar con una sola voz»: «no podemos permitir que Afganistán se convierta de nuevo en un refugio para el terrorismo».
Para ello será necesario, a su juicio, reforzar el diálogo con otros actores importantes en la región para mantener una presión sobre los talibanes que facilite las negociaciones y un alto el fuego «completo y permanente».
Anima, por tanto, a los actores implicados a alcanzar una «solución política inclusiva que asegure la seguridad y la estabilidad del país» y España, concluye, «participará activamente en esa búsqueda de soluciones».
«A los que vengan aquí y a los que se han quedado allí. A todos esos hombres y mujeres que están otra vez encerrados en un muro de fanatismo. La sociedad afgana debe continuar, pese a los actuales obstáculos, su camino hacia la democracia, y la comunidad internacional debe emplear todos los medios a su alcance para ayudar a que así sea», concluye.
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